Suscríbete a nuestro Newsletter
y mantente informado de todo
Grupo Ciencias y Fe UANDES
Hace varios años tuvimos la idea de llevar a cabo un proyecto que permita poner en diálogo las ciencias empírico-matemáticas y naturales con el ámbito de las humanidades, y sobre todo con la filosofía y la teología, un proyecto que va en contra de la creciente fragmentación de los saberes.
Nos parecía absurdo excluir las grandes preguntas (una de ellas, la más grande, la pregunta acerca de Dios) del discurso científico, porque son esas preguntas que, en última instancia, nos motivan a todos: físicos, biólogos, matemáticos; filósofos, filólogos, teólogos, y todas las demás disciplinas. Si nos quitan esta curiosidad metafísica, nos quitan el alma.
Sin embargo, ninguna disciplina es capaz de tratar adecuadamente dichas preguntas solo por sí misma, hace falta el diálogo con otras disciplinas. Para dar unos ejemplos: los matemáticos suelen hablar de la “belleza” de una ecuación. ¿Acaso hay una dimensión estética aquí? ¿Qué significa “belleza” en las matemáticas, en el arte, en la poesía? Si el físico teórico constata que no tiene sentido preguntar qué había antes del big bang porque ni el espacio ni el tiempo existían, ¿sabe que san Agustín en sus Confesiones ya había llegado a la conclusión de que no tiene sentido preguntar lo que hizo Dios antes de la creación porque el tiempo no existía? El biólogo, ¿está consciente de que la legibilidad del código genético es una metáfora que actúa al fondo de su disciplina? Por otra parte, ¿conocen los filósofos, teólogos o historiadores de hoy las teorías científicas actuales sobre la vida, la constitución de la materia, o el orden del universo?
Hoy día se suele olvidar que las ciencias empírico-matemáticas y naturales nacieron en vínculo estrecho con la teología. Los padres de la iglesia usaron una famosa alegoría: existen dos grandes libros, el de la Creación y el de la Revelación, ambos escritos por el mismo autor, cuyo estudio sirve para conocerle a Él. Todavía durante la Revolución científica la complementariedad de los dos libros no se puso en duda. La teología natural, es decir, el conocimiento de Dios a través de la Creación, es una idea fundacional de las ciencias naturales y empírico-matemáticas de la época moderna. En este contexto, nos parece absurdo excluir a Dios de la ecuación. Si nos permiten una alegoría propia para ilustrar lo absurdo que es: un grupo de estudiantes de arte pretende analizar un cuadro de Picasso con el objetivo de llegar a conocer el estilo de este gran pintor. A lo largo de sus análisis, se pierden en fragmentos del cuadro y detalles cada vez más minuciosos (como la composición molecular de los colores). Así, pierden de vista el todo, y hasta proclaman que el cuadro no tiene autor, esto es, que se pintó y sigue pintándose a sí mismo.
Con estas ideas en mente, hemos fundado el Grupo Ciencia y Fe UANDES. Buscamos y cultivamos el diálogo interdisciplinar sobre las grandes interrogantes de la existencia humana.
Orazio Descalzi Muñoz, Doctor en Física
Juan Eduardo Carreño, Doctor en Ciencias Biomédicas, Doctor en Filosofía
Felix Schmelzer, Doctor en Literatura