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Martes 28 de Junio de 2022
El Dr. Fernando Orrego, quien falleció a los 84 años, fue un destacado investigador en el área de Neurociencias y se mantuvo siempre ligado a la Universidad.
El Dr. Fernando Orrego Vicuña, primer decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes entre los años 1990 y 1999 y profesor emérito de esta casa de estudios, marcó a muchas generaciones de médicos, estudiantes y académicos. No solo por ser uno de los fundadores e impulsores de la primera Facultad de Medicina de una universidad no tradicional, sino también por su espíritu de servicio para realizar su trabajo de la mejor manera, sello que imprimió en varias generaciones. El Dr. Orrego, quien visitó diariamente el campus hasta un par de semanas antes de partir, falleció el jueves 29 de junio de 2017 a los 84 años de edad.
El Rector de la Universidad de los Andes, José Antonio Guzmán, señaló en 2017, tras la partida del académico que el Dr. Orrego fue un pilar fundamental de la Universidad de los Andes por más de un cuarto de siglo. “Fue el primer decano de la Facultad de Medicina, en un momento en que casi todos pensaban que era imposible que una institución tan joven emprendiera una aventura de esa envergadura. Contra viento y marea, puso toda su fe, su energía y sus talentos a disposición de la Universidad y armó un grupo de primer nivel, que hizo realidad este sueño. Fue un científico de categoría mundial, pero no dudó un instante en poner todo su prestigio al servicio de esta joven facultad, con la gran ilusión de prestar un servicio a nuestro país. Si pudiera resumir en una palabra su vida, diría magnanimidad”, expresó el Rector.
El médico cirujano de la Universidad de Chile, Fernando Orrego, fue invitado por la UANDES a llevar adelante el proyecto de la creación de la Facultad de Medicina a fines de los años 80. Junto a Elisa Marusic Bauk, Ph.D., y el Dr. Juan Cox Hunneus conformó el primer consejo de la Facultad, que abrió sus puertas en 1991, y lideró la creación del modelo de enseñanza de la carrera, el programa de estudios, la malla curricular con un fuerte sello en la investigación, la conformación del cuerpo académico y la instalación de la Facultad en su primera sede en la calle Ejército.
“Le tocó un trabajo arduo, ya que con sus colaboradores no solo tuvo que hacerse cargo de implementar un programa de estudios innovador, sino también de salir a enfrentar las aprensiones que surgieron ante la creación de una facultad de medicina por una universidad privada”, recuerda el ex decano de la Facultad de Medicina, Dr. Rogelio Altuzarra. “Ha sido un activo profesor de pre y postgrado en las asignaturas de Neurociencias y Origen de los seres vivos, así como un gran investigador, con cerca de cien publicaciones en revistas internacionales. Pero sobre todo, don Fernando fue una persona buena, valiente, directa y austera. Constituye para todos un honor y un privilegio haber trabajado con él”, destaca el Dr. Altuzarra.
La misma impresión comparte el Dr. Gustavo Mönckeberg, director de la Escuela de Medicina de la UANDES: “Fui alumno del Dr. Fernando Orrego, de la primera promoción de médicos de la Universidad de los Andes en los años 90, y tuve el privilegio de recibir sus generosos y lúcidos consejos hasta hace muy poco, ahora como director de la Escuela de Medicina que él mismo formó. Es impresionante su mirada de futuro y perspectiva del tiempo hasta el último momento, lo que se refleja en su preocupación sobre la carrera de Medicina, con ideas como la formación de médicos resolutivos, con pericia y expedición en procedimientos y técnicas desde el inicio de los estudios. En formar investigadores científicos de calidad para empujar la frontera del conocimiento, no solo médicos aficionados por la investigación o médicos “recargados” como él decía. Y, especialmente, en inspirar la vocación de servicio como sello de nuestros alumnos, así como dar valor a las actividades más modestas en la atención de los enfermos, como el trabajo de auxiliares y paramédicos. Sin duda, lo extrañaremos”, asegura el Dr. Mönckeberg.
Fernando Orrego fue conocido a nivel mundial por sus investigaciones y publicaciones en prestigiosas revistas científicas relacionadas a la función neuronal, los mecanismos de acción de los fármacos antidepresivos y la teoría de la evolución de Charles Darwin, entre otras materias. Algunos de sus libros publicados son “La Píldora del Día Después. Aspectos Médicos y Biológicos (2005)” y “The Origin of Life: God, Darwin and Chance (2014)”.
La Dra. Úrsula Wyneken, destacada investigadora y académica del la Facultad de Medicina, recuerda que “Fernando Orrego tuvo una profunda vocación científica desde temprana edad. Apenas se recibió de médico por la Universidad de Chile adquirió los fundamentos para poder ser un gran científico, tanto en Chile, en un programa de estudio para la formación del postgrado en bioquímica, organizado por Profesor Dr. Herman Niemeyer (Premio Nacional de Ciencias 1983), como en el extranjero, en la Rockefeller University (1963-1965), en el laboratorio del profesor Fritz Lipmann (Premio Nobel 1953)”.
A su regreso a Chile, agrega la Dra. Wyneken, “fue capaz de efectuar investigación científica de primer nivel, con gran creatividad e ingenio. Cada trabajo fue realizado por pocos autores, exclusivamente en su laboratorio, que era la manera de hacer ciencia, en que ni las mediciones de impacto ni el número de publicaciones eran de primera relevancia”. De hecho, sus descubrimientos sentaron las bases para nuevas líneas de investigación a nivel internacional en temas relacionados a la sinapsis cerebral.
A modo de ejemplo, la Dra. Wyneken explica que “en su laboratorio se dieron las principales razones para considerar que el ácido glutámico es el neurotransmisor que opera en la gran mayoría de las sinapsis excitadoras centrales, las que a su vez son las sinapsis cerebrales más abundantes. Luego, sus trabajos sobre la liberación de neurotransmisores centrales fijaron los estándares internacionales en el tema y los criterios para la identificación de estas sustancias, como el ácido glutámico”.
Agrega que el Dr. Orrego “estudió los mecanismos de la plasticidad sináptica, relevantes en la comprensión de estos mecanismos relacionados con la memoria. En su laboratorio se examinó el mecanismo de acción de los fármacos antidepresivos sobre las sinapsis glutamatérgicas de corteza cerebral e hipocampo, descubrimiento que ha abierto una perspectiva nueva sobre la acción de los tratamientos antidepresivos. También realizó contribuciones importantes en mecanismos celulares activados por calcio, lo que se pudo relacionar con áreas como la cardiología, neurociencia y neurología. Así, a través de su capacidad de integrar distintas disciplinas y realizando investigación científica seria y comprometida con la sociedad, contribuyó a formar del modo más completo posible a sus discípulos y alumnos”, afirma Úrsula Wyneken.