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Viernes 26 de Julio de 2024
En su viaje a Chile, el Prelado del Opus Dei visitó nuestra Universidad, donde dio la clase titulada “La vivificación cristiana de las instituciones educativas”, precedida por las palabras del Rector José Antonio Guzmán.
En el marco de su viaje a Chile, el Prelado del Opus Dei, Monseñor Fernando Ocáriz, visitó la Universidad de los Andes donde dio la clase titulada “La vivificación cristiana de las instituciones educativas” a la que asistieron más de 300 personas. Don Fernando Ocáriz se refirió a qué significa ser una institución universitaria de identidad cristiana. Y señaló aspectos concretos de la identidad cristiana institucional como el esfuerzo por la excelencia profesional, la primacía de la persona, la presencia de una capellanía con dimensión académica de fe cristiana, la armonía entre fe y razón en todas las enseñanzas, el amor a la libertad, la colegialidad y la justicia con caridad, entre otros.
Este encuentro académico con autoridades universitarias y profesores que realizó en su calidad de rector honorario de la Universidad, se llevó a cabo este viernes 26 de julio, a las 11:30 horas, en el edificio Central, presidido por el Rector José Antonio Guzmán (ver palabras del Rector), junto con la la secretaria general, Pilar Ureta Lyon, y el vicerrector académico, José Miguel Simián.
Según las palabras del Prelado, “la unión entre universidad y cristianismo no es una unión artificial”. Basta pensar que las universidades nacieron desde el cristianismo por el deseo de saber, de profundizar en el conocimiento del mundo, de las personas, de la realidad, “y desde su origen lleva a un conocimiento de Dios”. Por lo tanto, “la dimensión cristiana tiene una posición privilegiada en el conocimiento humano”.
Según don Fernando hay que pensar en la identidad cristiana de las personas que trabajan en la Universidad. “Porque la identidad cristiana institucional está en las medidas organizativas, que, sin ese aspecto de identidad cristiana personal, quedarían como un molde artificial, practicante inoperante. La primacía de la persona siempre es lo capital”, asegura.
Para el Rector honorario, “esto no significa que en la universidad todos tengan que ser cristianos, pero sí hace falta al menos que exista un núcleo de vida cristiana personal que vivifique lo que pueda ser una estructura organizativa”. Lleva consigo una presencia personal cristiana necesaria, y a la vez una apertura a quienes sin ser cristianos cooperan con su trabajo: “La universidad cristiana está abierta también al no cristiano, pero siempre con una visión de permanente identidad institucional basada en una realidad personal de cristianos que la vivifican”.
Entrega a los demás
Se refirió también a como la identidad cristiana personal es la identificación con Jesucristo, “que es la plenitud humana, ya que Cristo es perfecto hombre y perfecto Dios”.
Según sus palabras, en una universidad, una dimensión de esa plenitud humana que implica el cristianismo es la entrega a los demás. “El servicio, la preocupación por los demás, tiene una dimensión que se proyecta a la institución, al ambiente, al espíritu con el que se desarrollan las actividades. Es un espíritu cristiano por la dimensión de entrega a los demás, de servicio, de preocupación, de luchar contra el individualismo”.
Para Monseñor Fernando Ocáriz, en la universidad tiene que haber una verdadera unidad, que la da la preocupación de unos por otros, el no encerrarse personalmente cada uno en lo suyo, “porque cabe siempre una conexión, una colaboración, un sentirse parte de una unidad que la da el espíritu universitario y también el interés positivo de colaborar, el estar abiertos unos con otros”.
Aspectos concretos de la identidad cristiana institucional
Uno de los aspectos señalados por el Prelado es el esfuerzo por la excelencia profesional, que depende de cada persona, pero que tiene que ser también una característica de la institución. “Y que tiene que ver con el cristianismo, porque al ser Cristo perfecto hombre, la dimensión cristiana pide la excelencia profesional”. La excelencia profesional es cristiana, “tantas veces nos dijo San Josemaría y nos ha empujado a la idea de la santificación del trabajo, que implica la perfección del trabajo, porque lo sobrenatural, lo cristiano, lo humano, no son ámbitos separados. Lo cristiano es lo humano elevado al orden divino, por lo tanto, exigencia de identidad cristiana es la perfección humana. El trabajo bien hecho es característica propia de la identidad cristiana. No hay una identidad cristiana sin un esfuerzo positivo en la excelencia profesional”, afirma el Prelado.
Otro aspecto propio de la dimensión universitaria es la primacía de la persona: “vale más el individuo que la humanidad entera, porque lo que vale realmente es la persona, y la totalidad vale porque son personas, una a una. El gran valor de la humanidad es cada persona sumada, y eso tiene también consecuencias prácticas universales”. Según sus palabras “no se puede matar un inocente por salvar al conjunto”.
Para Mons. Fernando Ocáriz “en el mundo universitario hay que cuidar a las personas, los profesores tienen que estar pendientes del valor que tiene cada alumno, hay que preocuparse de cada persona. Cuidando a cada persona se cuida el conjunto de verdad. Y es como se edifica el conjunto universitario plenamente”.
Esta identidad cristiana de la universidad tiene también una exigencia de la presencia institucional de la Iglesia. Tiene que haber de modos diversos una presencia sacerdotal, con capellanes que puedan atender a quienes libremente lo deseen, algo que se ofrece, no que se impone, pero es interesante que la capellanía no sea un mundo aparte. Es bueno que tenga una función universitaria propia, que haya clases de doctrina cristiana, de teología, de antropología cristiana. Y que la capellanía tenga una proyección no solo sacerdotal, sino que de una dimensión académica de la fe cristiana.
Asegura que otro aspecto de la identidad cristiana institucional es la armonía entre fe y razón, en todas las enseñanzas. “Es un concepto muy amplio porque la fe ilumina todo, es una luz que ilumina nuestro obrar, influye en la actitud con la que enfrento los conocimientos, que son también una manifestación de la realidad de Dios, porque todo lo que es racional en el mundo procede de la mente de Dios”. Añadió que Dios está en todo, es el que sustenta la realidad misma. “Aquí entra la capacidad de cada uno, el interés de que la presencia de Dios ilumina todas las ciencias es una realidad que no es fácil siempre hacerlo presente, pero como interés, como ilusión, al menos se puede transmitir una visión cristiana incluso en las matemáticas”.
Para el Prelado “la dimensión cristiana puede estar mucho más presente de lo que nos imaginamos”. Y añadió que el cristianismo lo podemos meter en todos los niveles, sin forzar la realidad, porque la realidad está sostenida por Dios.
Otra idea es la libertad, propia del espíritu cristiano, el amor a la libertad. Don Fernando señalaba que San Josemaría decía que era la parte de la herencia que quería dejar a sus hijos en la obra, el amor a la libertad en lo humano.
“Por eso la libertad en la universidad es muy importante, hay que respetar todo lo que es opinable, para no imponer como verdad, como necesario lo que no lo es, siempre respetando”. Animó a fomentar un ambiente en la universidad de libertad, “lógicamente con un ideario, que los alumnos sepan y los profesores que no sean cristianos puedan respetar. “Porque la libertad no está reñida con las normas. Hay que esforzarse para que esto sea vida. Se puede si se hace con amor, porque es el amor la fuerza de la libertad. Lo que se ama es el bien, por eso cuando descubrimos ese bien amaremos lo obligatorio”.
Otro aspecto sobre el que habló es la autoridad como servicio, “los cargos universitarios son algo transitorio, y son servicio. Se dejan con la misma disponibilidad con los que se han tomado. Los recambios se viven con toda naturalidad”, afirmaba.
También se refirió a la colegialidad, “que tiene que ver con la identidad cristiana, porque en el gobierno de la universidad, quien manda no puede ser un tirano. En la obra no hay tiranos, la autoridad tiene que contar con la opinión de otros, que nunca sea quien dirige el que impone, que siempre haya escucha, que es atender, estar dispuestos a aprender de lo que nos dicen los demás”.
Otro aspecto es la justicia. “La identidad cristiana exige la plenitud humana y la justicia, que viene elevada con la caridad. Lo que se manifiesta en el trato con las personas, el interés por las personas, luchar contra el egoísmo, que tiene también dimensiones institucionales de justicia. Pero no basta solo con justicia, tiene que haber caridad. No se puede tratar mal a nadie si queremos ser cristianos”, añadió.
Mons. Fernando Ocáriz terminó refiriéndose a la dimensión pública de la comunicación de una institución de identidad cristiana: “tiene que notarse en la comunicación hacia afuera, en publicaciones y actividades públicas”.
Revive la clase de Monseñor Fernando Ocáriz