Fe y Devoción en torno a Cristo:
Escenas y relatos de Semana Santa en el Arte Occidental

Durante la Semana Santa –próxima a celebrarse– conmemoramos las diferentes etapas de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, principalmente a partir de los episodios narrados por los cuatro evangelistas del Nuevo Testamento: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Aquellos relatos no solo plasman las experiencias vividas por Cristo en Jerusalén, sino que también, la difusión de un conjunto de valores cristianos como son la humildad, la caridad, la justicia, la lealtad y el amor.

A continuación, se presenta una selección de 13 obras provenientes del arte occidental, cuyas iconografías representan los distintos episodios bíblicos que van desde la Entrada de Jesús en Jerusalén hasta la Resurrección de Cristo.

Se incluyen pinturas y esculturas realizadas en distintos periodos de la historia y por artistas de diferentes escuelas, tanto de Europa como de América. Entre ellos destacan:

  • Giotto (1266-1337)
  • Rogier van der Weyden (1399-1464)
  • Rafael Sanzio (1483-1520)
  • Luis Morales (1509-1586)
  • El Greco (1541-1614)
  • Caravaggio (1571-1610)
  • José de Ribera (1591-1652)
  • Anton van Dyck (1599-1641)
  • Miguel de Santiago (c. 1620-1706)
  • Juan Francisco González (1853-1933)
  • Pericle Fazzini (1913-1987).

1. ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN


Giotto (1266-1337)
1305
Fresco
200 x 185 cm
Colección de la Capilla Scrovegni, Padua, Italia

En este fresco de grandes dimensiones, conservado actualmente en la Capilla Scrovegni, en Padua, Italia; el maestro florentino ha querido retratar el famoso episodio bíblico de la Entrada de Jesús en Jerusalén, celebrado actualmente el domingo anterior a la Pascua de Resurrección (Mt 21: 6-8).

En primer plano, la imagen muestra a Cristo sentado sobre un asno, cuya mansedumbre reflejan sus orejas inclinadas. Frente a él, los habitantes de Jerusalén lo reciben agitando ramas y arrojando vestidos y mantos a su paso, en señal de devoción. Lo sigue un grupo de discípulos que según las narraciones evangélicas podemos identificar con los doce apóstoles. A la derecha de la composición, la ciudad de Jerusalén ha sido representada por una gran puerta, la que recuerda las construcciones y las ciudades de la época medieval. Al fondo, dos niños se encargan de cortar los árboles que se desdibujan en el horizonte azul.

Cabe destacar que la historiografía ha considerado la obra de Giotto (1266-1337) como punto de inflexión entre el arte bizantino y el arte del Renacimiento, un periodo de transición entre las figuras planas y las formas en perspectiva, como también se visualiza en la pieza referida.

Referencias:

  • Gay, Paul, Giotto: 1266-1337, Braun, París, 1949.
  • Previtali, Giovanni, Giotto, Serie Pinacoteca de los genios, Codex, Buenos Aires, 1965.
  • Baccheschi, Edi, La obra pictórica completa de Giotto. Biografía y estudios críticos, Noguer, Barcelona, 1971.

2. EL PRENDIMIENTO DE CRISTO


Anton van Dyck (1599-1641)
1618-1620
Óleo sobre tela
344 x 253 cm
Colección Museo del Prado de Madrid, España
© Fotografía del Museo del Prado, disponible en:
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/el-prendimiento-de-cristo/76c56a57-b68d-4148-b3d2-f69d745f6180

En la oscuridad del huerto de Getsemaní, Jesús recibe el beso que consuma la traición de Judas, mientras Pedro corta la oreja de uno de los criados del Sumo Sacerdote (Malco). Tras ello será arrestado por la policía del Sanedrín y conducido a diferentes instancias judiciales que decidirán finalmente su crucifixión (Mt 26:47-51). La obra de Anton van Dyck (1599-1641), conservada actualmente en el Museo del Prado de Madrid, España, logra una gran intensidad dramática –muy apropiada para representar este episodio evangélico– a través de la utilización de un único foco de luz ubicado en el farol que sostiene, al parecer, uno de los doce apóstoles. En la composición destaca también el manto de color rojo que cae en el brazo izquierdo de Jesús, símbolo de su posterior martirio y flagelación.

Este cuadro fue propiedad de Pedro Pablo Rubens (1577-1640), a cuya muerte fue adquirido para Felipe IV, quien lo destinó al Alcázar de Madrid.

Referencias:

  • Lammertse, Friso; Vergara, Alejandro (ed.), El Joven Van Dyck, Museo Nacional del Prado, Madrid, 2012, pp. 287-311.
  • Martínez Leiva, Gloria; Rodrígez Rebollo, Ángel, El inventario del Alcázar de Madrid de 1666: Felipe IV y su colección artística (procedencia/provenance), Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Ediciones Polifemo, Madrid, 2015.

3. LA NEGACIÓN DE SAN PEDRO


Michelangelo Meris da Caravaggio (1571-1610)
1610
Óleo sobre tela
94 x 125,4 cm
Colección del Museo Metropolitano de Nueva York, EE.UU
© Fotografía del MET, disponible en: https://www.metmuseum.org/art/collection/search/437986

Tras el Prendimiento de Cristo, el relato bíblico del Nuevo Testamento sitúa el episodio de la Negación de San Pedro. La escena transcurre en la casa del Sumo Sacerdote Caifás, donde Jesús fue trasladado después de la traición de Judas (Mc 14: 66-72). 

La obra de Caravaggio (1571-1610) que conserva actualmente el Museo Metropolitano de Nueva York, fue realizada en 1610 y forma parte de las últimas creaciones del artista. En primer plano, el apóstol es acusado de ser un seguidor de Jesús. El dedo inquisidor del soldado junto con los otros dos de la criada, aluden a las tres negaciones del apóstol. Del rostro acongojado de Pedro y del violento claroscuro, tan característico del pintor, dependen el efecto dramático de la escena y la tensión suscitada entre sus interlocutores.

Por su carácter modélico y pedagógico, esta iconografía fue muy difundida después del Concilio de Trento (1545-1563) como representación del sacramento de la Penitencia.

Referencias:

  • https://www.metmuseum.org/art/collection/search/437986
  • Delgado, Dolores, Caravaggio and the Painters of the North. Catálogo de la Exposición en el Museo Thyssen-Bornemiza, Madrid, 2016.
  • Terzagui, María Cristina, Caravaggio Napoli. Catálogo de la Exposición en el Museo e Real Bosco di Capodimonte, Milán, 2019.

4. SEÑOR DE LOS AZOTES


Anónimo quiteño, taller de Miguel de Santiago (c. 1620-1706)
Mediados del siglo XVIII
Óleo sobre tela
64 x 57,7 cm
Colección María Loreto Marín, Museo de Artes Universidad de los Andes, Chile
© Fotografía del Museo de Artes, disponible en: https://artsandculture.google.com/partner/universidad-de-los-andes

Cristo al pie de la columna –también llamado Señor de los Azotes– es un tema iconográfico muy frecuente en el arte cristiano del ciclo de la Pasión. El relato bíblico transcurre en el Pretorio de Jerusalén, donde Jesús es despojado de sus ropas, sometido a diferentes torturas y exhibido ante la multitud por Poncio Pilato.

Este anónimo quiteño de mediados del siglo XVIII, conservado en el Museo de Artes de la Universidad de los Andes, Chile, corresponde al momento inmediatamente posterior a la Flagelación. Muestra a Cristo herido, de rodillas y con las manos atadas tras su espalda a una columna baja. La Virgen, como Madre Dolorosa, ora en un espacio arquitectónico paralelo, mientras San Pedro se presenta a través de una ventana, orando también y acompañado del gallo cuyo canto le recuerda su traición. Dios Padre y el Espíritu Santo, simbolizado este último por una paloma, observan a Cristo sufriente desde las alturas. Complementan la escena numerosos querubines que recogen en el cáliz la Sangre del Salvador, además de las herramientas de la flagelación, como por ejemplo, el flagrum, látigo romano de tres correas con bolas de plomo en sus extremos, que un ángel ofrece a María a modo de reliquia.

Referencias:

  • Schenke, Josefina (ed.), Catálogo del Museo de Artes Universidad de los Andes, Colección María Loreto Marín, Santiago de Chile, 2015, pp. 42-43.

5. ECCE HOMO


Anónimo español, taller de Luis Morales (1509-1586)
Mediados del Siglo XVI
Óleo sobre madera
60 x 42 cm
Colección del Museo Nacional de Bellas Artes, Chile
© Fotografía del MNBA, disponible en: https://www.surdoc.cl/registro/2-1926

La iconografía del Ecce Homo, surgida durante el siglo XV, representa la exhibición pública de Cristo en el Pretorio de Jerusalén. Específicamente, se trata de las palabras pronunciadas por Poncio Pilato cuando sometió el destino de Jesús al juicio de la multitud, eludiendo su propia responsabilidad o “lavándose las manos” (Jn, 19:4-6).
La obra conservada actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes, Chile, ha sido atribuida al círculo de colaboradores de Luis de Morales (1509-1586), famoso pintor extremeño apodado “El Divino” por su predilección hacia los temas religiosos. Es un cuadro de pequeño formato que ofrece una imagen de Cristo de medio cuerpo, con la cabeza inclinada y coronada de espinas, el pecho desnudo y flagelado, y los brazos atados por una gruesa cuerda que rodea también el cuello. Con su mano derecha sostiene la caña entregada por los soldados según el relato de San Mateo (Mt, 27: 29-30). Aquellos elementos no solo buscaban evocar el dolor corporal de Cristo a través de un modelo emotivo, sino que también, mitigar la angustia y el sufrimiento personal de todos los fieles. Al igual que las vírgenes dolorosas, su actitud resignada permitía reforzar el mensaje cristiano que señalaba que los padecimientos de los seres humanos nunca serían tan terribles como los vividos por Cristo.

Referencias:

  • Museo Nacional de Bellas Artes, (En) clave masculino, Catálogo de la Colección MNBA, Andros, Santiago de Chile, 2016, p. 88. (Descripción de Rolando Báez).
  • Schenke, Josefina (ed.), Catálogo del Museo de Artes Universidad de los Andes, Colección María Loreto Marín, Santiago de Chile, 2015, p. 38.
  • Réau, Louis, Iconografía de la Biblia: Nuevo testamento, Ediciones del Serbal,  Barcelona, 1996.

6. CAÍDA EN EL CAMINO DEL CALVARIO


Rafael Sanzio (1483-1520) y taller
1515-1516
Óleo sobre tabla pasada a tela
318 x 229 cm
Colección Museo del Prado de Madrid, España
© Fotografía del Museo del Prado, disponible en: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/caida-en-el-camino-del-calvario/870c8293-1691-4a90-88ff-b554a2bc3fe8

La siguiente pintura elaborada por Rafael Sanzio (1483-1520) y sus colaboradores a principios del siglo XVI, fue encargada por Jacopo Basilio para el Monasterio de Santa Maria dello Spasimo de Palermo, de donde deriva su nombre popular, “El Pasmo de Sicilia”. Es una obra que reúne varias iconografías del “Camino de la cruz” o Via Crucis, basadas tanto en el relato de los Evangelios Canónicos como en las narraciones de los denominados Evangelios Apócrifos.

En un ambiente cargado de dramatismo y tensión, Jesús se muestra abatido en la subida al monte Calvario (Gólgota en hebreo) donde será crucificado. La Virgen María sale a su encuentro acompañada por María Magdalena, María Salomé y María de Cleofás. La historiografía ha señalado que “El Pasmo” muestra la posición oficial de la Iglesia en el debate sobre la naturaleza del dolor de María durante la Pasión de Cristo, al mostrarla sufriente y compasiva pero consciente y no desmayada. Los sayones o verdugos obligan al caído a levantarse, mientras Simón de Cirene le ayuda a sostener la cruz (Lc 23: 26). Soldados a caballo vigilan la marcha, entre ellos, Pilato, quien porta un bastón de mando. Al fondo se puede observar el monte con las cruces de los dos ladrones (Dimas y Gestas) que iban a ser crucificados junto a él.

Referencias:

  • Enciclopedia del Museo del Prado, II, T.F. Editores Fundación Amigos, Madrid, 2006, p. 599.

7. CRISTO CRUCIFICADO MUERTO


Anónimo chilote
Siglo XIX
Madera tallada, policromada y encarnada
41 x 21 x 10 cm
Colección María Loreto Marín, Museo de Artes Universidad de los Andes, Chile
© Fotografía del Museo de Artes, disponible en: https://artsandculture.google.com/asset/cristo-crucificado/kAHdnTuPPWj1uw

Esta talla del Museo de Artes de la Universidad de los Andes, Chile, muestra a Cristo crucificado ya fallecido, iconografía emblemática del arte cristiano al evocar no solo el sacrificio de Jesús sino la salvación de los seres humanos. Por sus rasgos de estilización y hieratismo, la pieza ha sido atribuida a la Escuela Chilota de Imaginería, considerada como una de las manifestaciones más genuinas y postreras del proceso de mestizaje producido en el arte virreinal desde fines del siglo XVII. Basado en las enseñanzas de los misioneros jesuitas, el oficio de santero en este archipiélago, se heredaba tradicionalmente de padres a hijos, adaptando técnicas, materiales y herramientas traídos desde España a técnicas locales y materiales presentes en la zona. Es un crucificado casi limpio de llagas y magulladuras –a excepción de la frente y el dorso de los pies–, que se singulariza también por la anchura de su caja torácica y el faldellín liso que cubre su pubis, a diferencia del paño plegado que caracteriza a la Escuela Quiteña.

Referencias:

  • Cruz, Isabel, El sacrificio de la luz. Colección Joaquín Gandarillas Infante. Arte colonial americano, Centro de Extensión Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 2015.
  • Cruz, Isabel, Arte colonial americano. Colección Joaquín Gandarillas Infante, Ediciones UC, Santiago, 2018.
  • Schenke, Josefina (ed.), Catálogo del Museo de Artes Universidad de los Andes, Colección María Loreto Marín, Santiago de Chile, 2015, p. 223.  

8. EL CALVARIO O LA EXPIRACIÓN DE CRISTO


José de Ribera (1591-1652)
1618
Óleo sobre tela
336 x 230 cm
Colección de la Colegiata de Osuna, España
© Fotografía de la Colegiata de Osuna, disponible en: https://www.colegiatadeosuna.es/

En esta obra de José de Ribera, Cristo mira al cielo clamando al Padre: “Por qué me has abandonado” (Mateo 27: 46). Su cuerpo esbelto destaca por la complexión atlética de la caja torácica; la tonificación muscular de los hombros, brazos, abdomen y piernas; y la inexistencia de llagas o magulladuras a excepción de la palma de las manos y el dorso de los pies. El coro de dolor que lo acompaña está constituido en su mayoría por mujeres, probablemente a petición de la comitente. A la derecha, María Magdalena viste túnica de color pardo y manto de colores verde, rojo y amarillo oro; se abraza a la cruz y acerca sus labios a los pies del Crucificado. A la izquierda, la Virgen María se muestra erguida y en actitud orante, cubierta por el manto azul característico de la iconografía mariana postridentina. Las otras dos figuras femeninas que apenas se develan entre las tinieblas, han sido identificadas de acuerdo al relato bíblico como María de Cleofás y María Salomé, completando así el repertorio de las llamadas Santas Mujeres. Junto a la Virgen está San Juan Evangelista, vestido con túnica verde y envuelto por un gran manto rojo que evoca el significado pasionista del mensaje de Ribera. Remata el cuadro la calavera de Adán, que simboliza el triunfo del Mesías sobre el pecado original.

Referencias:

  • Finaldi, Gabriele, “El conjunto de Osuna en la Exposición «El Joven Ribera»”, Cuadernos de los amigos de los museos de Osuna, Nº 13, 2011, pp. 66-73.
  • Núñez, Lourdes, “Intervención sobre El Calvario de José de Ribera (Colegiata de Osuna)”, PH Boletín del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, Nº59, julio 2006, pp. 18-39.

9. EL DESCENDIMIENTO


Rogier van der Weyden (1399-1464)
Anterior a 1443
Óleo sobre tabla
204,5 x 261,5 cm
Colección Museo del Prado de Madrid, España
© Fotografía del Museo del Prado, disponible en: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/el-descendimiento/856d822a-dd22-4425-bebd-920a1d416aa7

El Descendimiento de Rogier van der Weyden (1399-1464), considerada la obra maestra de este pintor flamenco, corresponde a la tabla central de un tríptico característico de la zona del Ducado de Brabante, cuyas alas laterales han desaparecido.

Todavía con la corona de espinas, Cristo muestra un cuerpo estilizado pero no atlético, sin exceso de sangramiento ni magulladuras a excepción de la parte superior del rostro, el costado del tórax, la palma de las manos y el dorso de los pies. Tres hombres son los encargados de bajar a Jesús de la cruz. El de más edad es probablemente Nicodemo, fariseo y jefe judío que fue por la noche a visitar al Crucificado (Jn:19:39). Vestido con un manto de color pardo y diseños dorados, se presenta José de Arimatea, el “hombre rico” que envolvió el cuerpo de Jesús con una sábana limpia y que después enterró en un supulcro nuevo (Mt 27: 57-60). Aún sobre la escalera, un joven ayudante sostiene los dos clavos sanguinolientos  que ha quitado de las manos de Cristo. La mujer que entrecruza sus manos a la derecha del cuadro, es María Magdalena. A la izquierda, la Virgen se ha desvanecido y ha caído al suelo en una postura que repite la de su hijo fallecido. Es sujetada por San Juan Evangelista, ayudado por María Salomé y María de Cleofás. Ambas visiblemente afectadas por la dramática escena. A modo de retablo, el fondo del cuadro es liso y de color dorado, lo que permite que las figuras parezcan esculturas policromadas.  

Referencias:

  • Rogier van der Weyden y los reinos de la Península Ibérica, Museo Nacional del Prado, Madrud, 2015, pp. 74-81.

10. EL DESCENDIMIENTO


Michelangelo Meris da Caravaggio (1571-1610)
c. 1600-1604
Óleo sobre tela
306 x 214 cm
Colección de los Museos Vaticanos de Roma, Italia
© Fotografía de los Museos Vaticanos, disponible en:
http://www.museivaticani.va/content/museivaticani/es.html

Famoso es también El Descendimiento que realizó Caravaggio a principios del siglo XVII. En esta pintura, Caravaggio dispuso las figuras conforme a una línea diagonal que, desde el ángulo inferior izquierdo, alcanza el lado opuesto de la tela. En primer plano, se muestra a Nicodemo –que dirige su cara al espectador– y San Juan Evangelista sosteniendo el cuerpo estilizado e incruento de Cristo, sin huellas de haber sido flagelado. Sus brazos y piernas bien conformados y tonificados, dejan entrever las venas a través de la piel. Su mano roza apenas la losa donde debía ser lavado, ungido y perfumado, lo cual probablemente constituye una alusión al propio Cristo como piedra angular y fundamento de la Iglesia. Detrás se localiza la Madre de Cristo, con serena actitud; María Magdalena, que seca sus lágrimas con un paño blanco y María de Cleofás, que, desolada, alza sus brazos al cielo. Todas ellas muestran formas diversas y complementarias de manifestar su dolor, desde la penumbra trágica de Cleofás hacia la emoción contenida de la Madre de Jesús. Con tales elementos, Caravaggio crea así un dramático e impactante cuadro de altar, acentuado por la profusión de colores y el violento claroscuro en el que el artista envuelve la acción.

Referencias:

  • www.museodelprado.es

11. LA SEPULTACIÓN DE JESÚS


Juan Francisco González (1853-1933)
1887
Óleo sobre tela
127 x 182 cm
Colección del Museo Nacional de Bellas Artes, Chile
© Fotografía del MNBA, disponible en: https://www.surdoc.cl/registro/2-3098

La iconografía de la Deposición o Sepultación de Jesús, representa el momento inmediatamente posterior al Descendimiento, cuando el cuerpo de Cristo es trasladado desde la cruz hacia el santo sepulcro. Según los Evangelios Canónicos, dicha labor fue realizada por Nicodemo y José de Arimatea, en compañía de la Virgen María, el apóstol San Juan y las Santas Mujeres (Jn 20: 38-42; Lc 50-56; Mc15:42-47; Mt 27: 57-61).

Esta obra perteneciente al Museo Nacional de Bellas Artes, fue realizada por Juan Francisco González en 1887, en su primer viaje a Europa comisionado por el Gobierno chileno. Se trata de una copia del cuadro La deposición de Cristo (1622) de José de Ribera, y parece ser un envío voluntario del artista para demostrar los progresos que había alcanzado durante su estadía en Francia e Italia. Fue presentada en el Salón Oficial de 1889 y adquirida por el Estado de Chile ese mismo año. En ella, el cuerpo de Cristo figura dispuesto horizontalmente, sin llagas ni sangrado. Es llorado por los testigos del Calvario: al centro, la Virgen María y María Magdalena, y a los costados, José, Nicodemo y Juan. El ángulo estrecho de la composición permite realzar la intimidad de su dolor. Es sin duda alguna, una escena de duelo.

Referencias:

  • Museo Nacional de Bellas Artes, (En) clave masculino, Catálogo de la Colección MNBA, Andros, Santiago de Chile, 2016, p. 90. (Descripción de Eva Cancino).
  • Museo Nacional de Bellas Artes, ¿Qué es de ti, mi buen Juan? El camino del pintor Juan Francisco González. Colección MNBA, Andros, Santiago de Chile, 2014, p. 19.

12. LA RESURRECCIÓN DE CRISTO


El Greco (1541-1614)
1597-1600
Óleo sobre tela
275-127 cm
Colección Museo del Prado de Madrid, España
© Fotografía del Museo del Prado, disponible en: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-resurreccion-de-cristo/2267dcd8-2b87-43b7-8104-0fb5070c4b5c?searchid=aeaa6247-8c2b-6974-aa84-652083445c5a

Esta obra fue pintada para el retablo mayor del Colegio de la Encarnación de Madrid, seminario agustino más conocido por el nombre de su fundadora, doña María de Córdoba y Aragón (1539-1593).

En primer plano, Jesús se eleva glorioso y sereno sobre un grupo de soldados que observan, entre asombrados y temerosos, el fulgor que envuelve la figura del Salvador. Bendice con su mano derecha y porta la bandera de la victoria en su mano izquierda (que también le sirve de paño de pureza). Lleva una capa de color rojo sobre sus hombros, símbolo de su martirio, y un nimbo romboidal de clara inspiración bizantina (Mt 28: 1-4). En la representación del Greco (1541-1614), es justamente Cristo el que sorprende a los guardianes de la sepultura, en tanto Dios es retratado como una potente luz que primero deslumbra, luego asombra y finalmente se asume como acontecimiento dichoso que se recibe de modo entusiasta.

Referencias:

  • Monreal y Tejeda, Luis, Iconografía del cristianismo, Editorial El Acantilado, Barcelona, 2000, p. 139.
  • Ruiz de Loizaga, María, “El controvertido legado bizantino en la obra pictórica del Greco”, Cuadernos de arte e iconografía, Tomo 24, Nº 48, 2015, pp. 355-434.

13. LA RESURRECCIÓN


Pericle Fazzini (1913-1987)
1970 (década)
Escultura de bronce con aleación de cobre
20 × 7 × 3 m
Colección de la Sala de Audiencias Pontificias Pablo VI, Ciudad del Vaticano, Roma, Italia

Una interesante representación contemporánea del episodio de la Resurrección, es la que realizó Pericle Fazzini en la década de 1970 para la Sala de Audiencias Pablo VI del Vaticano. En primer plano, Jesús emerge con ambos brazos abiertos desde un entramado profuso de lo que parecen ser ramas de árboles, cuyo realismo consigue el artista a partir del trabajo del bronce. Como el mismo Fazzini ha señalado, esta obra evoca el momento de la Resurrección de Jesús como una auténtica explosión que remueve el huerto de Getsemaní: “Un estadillo de la tierra con los olivos por los aires, las piedras, las nubes […] como una enorme tempestad en forma de mundo y Cristo que resurgía sereno de todo esto”. Asimismo, hay quienes la han relacionado con la multitud de fieles que cada miércoles acude a escuchar al Pontífice en la Plaza de San Pedro. También podría tratarse del episodio de los soldados relatado por San Mateo, o bien, de una apelación a la Anástasis: el rescate que realiza Cristo de las almas de los justos del Antiguo Testamento, descendiendo Él mismo hacia los Infiernos y ascendiéndolos hacia la puerta del Cielo.

Referencias:

  • https://infovaticana.com/2019/02/06/la-audiencia-general-del-papa-detras-de-las-camaras/
  • Schenke, Josefina (ed.), Catálogo del Museo de Artes Universidad de los Andes, Colección María Loreto Marín, Santiago de Chile, 2015, p. 186.

BIBLIOGRAFÍA

  • Baccheschi, Edi, La obra pictórica completa de Giotto. Biografía y estudios críticos, Noguer, Barcelona, 1971.
  • Cruz, Isabel, El sacrificio de la luz. Colección Joaquín Gandarillas Infante. Arte colonial americano, Centro de Extensión Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 2015.
  • Cruz, Isabel, Arte colonial americano. Colección Joaquín Gandarillas Infante, Ediciones UC, Santiago, 2018.
  • Delgado, Dolores, Caravaggio and the Painters of the North. Catálogo de la Exposición en el Museo Thyssen-Bornemiza, Madrid, 2016.
  • Enciclopedia del Museo del Prado, II, T.F. Editores Fundación Amigos, Madrid, 2006.
  • Finaldi, Gabriele, “El conjunto de Osuna en la Exposición «El Joven Ribera»”, Cuadernos de los amigos de los museos de Osuna, Nº 13, 2011, pp. 66-73.
  • Gay, Paul, Giotto: 1266-1337, Braun, París, 1949.
  • Lammertse, Friso; Vergara, Alejandro (ed.), El Joven Van Dyck, Museo Nacional del Prado, Madrid, 2012.
  • Martínez Leiva, Gloria; Rodrígez Rebollo, Ángel, El inventario del Alcázar de Madrid de 1666: Felipe IV y su colección artística (procedencia/provenance), Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Ediciones Polifemo, Madrid, 2015.
  • Monreal y Tejeda, Luis, Iconografía del cristianismo, Editorial El Acantilado, Barcelona, 2000.
  • Museo Nacional de Bellas Artes, (En) clave masculino, Catálogo de la Colección MNBA, Andros, Santiago de Chile, 2016.
  • Museo Nacional de Bellas Artes, ¿Qué es de ti, mi buen Juan? El camino del pintor Juan Francisco González. Colección MNBA, Andros, Santiago de Chile, 2014.
  • Núñez, Lourdes, “Intervención sobre El Calvario de José de Ribera (Colegiata de Osuna)”, PH Boletín del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, Nº59, julio 2006, pp. 18-39.
  • Previtali, Giovanni, Giotto, Serie Pinacoteca de los genios, Codex, Buenos Aires, 1965.
  • Réau, Louis, Iconografía de la Biblia: Nuevo testamento, Ediciones del Serbal,  Barcelona, 1996.
  • Rogier van der Weyden y los reinos de la Península Ibérica, Museo Nacional del Prado, Madrud, 2015.
  • Ruiz de Loizaga, María, “El controvertido legado bizantino en la obra pictórica del Greco”, Cuadernos de arte e iconografía, Tomo 24, Nº 48, 2015, pp. 355-434.
  • Schenke, Josefina (ed.), Catálogo del Museo de Artes Universidad de los Andes, Colección María Loreto Marín, Santiago de Chile, 2015.
  • Terzagui, María Cristina, Caravaggio Napoli. Catálogo de la Exposición en el Museo e Real Bosco di Capodimonte, Milán, 2019.
  • www.museodelprado.es
  • https://infovaticana.com
  • https://www.metmuseum.org
  • www.surdoc.cl
  • https://artsandculture.google.com