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Lunes 25 de Mayo de 2020
Francisca Echeverría, investigadora de Signos, comenta -en columna publicada en El Líbero- que los chilenos necesitan no sólo sus ingresos; también necesitan empleos que permitan una existencia digna y que otorguen un horizonte y un sentido de vida.
El Covid-19 lo ha trastornado todo y, entre sus efectos, el golpe al trabajo ha sido muy fuerte. El total de desocupados, despedidos y suspendidos se aproxima al millón y medio de personas en nuestro país. “El desempleo en países como Estados Unidos hace prever que la crisis nos pegará fuerte en el ámbito laboral, a pesar de las medidas adoptadas hasta ahora. Y el impacto de ese golpe no será solamente en lo económico”, explica Francisca Echeverría, investigadora del Centro Signos UANDES, en su columna publicada en El Líbero.
“El trabajo es más que comida y olvidarlo puede tener un efecto deplorable en nuestras prioridades políticas. La preocupación de hoy -y con razón- es asegurar alimento y abrigo a todo chileno, pero cuidar el trabajo por todos los medios posibles ha de mantenerse como un objetivo primordial en la discusión pública, más allá de las preferencias redistributivas de cada uno. Urge un esfuerzo conjunto del Estado y la sociedad civil por preservar las relaciones laborales existentes, un entramado difícil de reconstituir y cuya destrucción acarrearía daños en dimensiones que superan con mucho lo económico. Los chilenos necesitan sus trabajos y no sólo sus ingresos; necesitan empleos que permitan una existencia digna y que otorguen un horizonte. Vivir es más que sobrevivir”, comenta la investigadora de Signos.
Para leer la columna completa publicada en El Líbero haz click aquí.