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Viernes 10 de Julio de 2020
La académica del Instituto de Ciencias de la Familia (ICF) UANDES Valentina Iacobelli recomienda usar el tiempo en forma presente, ayudar a nuestra mente a no divagar únicamente acerca de lo que hemos perdido y sobre la incertidumbre futura. También aconseja generar un equilibrio entre compartir tiempo en familia y pasar tiempo a solas.
La convivencia en cuarentena puede ser difícil, incluso para aquellas personas que nunca habían manifestado mayores problemas familiares. Es por esto que el buen manejo del tiempo y espacio compartido en este tiempo se debe cuidar para proteger las relaciones al interior del hogar. “Para respetar el tiempo y espacio de cada uno hay que resguardar, primero que nada, el tiempo y espacio individual, teniendo especial consideración con el autocuidado, donde es fundamental lograr tener rutinas que favorezcan la higiene del sueño. Por lo tanto, es recomendable que la pieza de los padres no se transforme en escritorio-comedor-multicine de todos, aunque tenga la mejor recepción de internet. Si tiene que ser usada como escritorio, ojalá sea en una mesita y no en la cama. Lo mismo para los hijos: que traten de no comer y estudiar en su cama y prefieran una mesa sencilla para ello. Si la casa tiene suficiente espacio como para que cada uno esté en su pieza, sería bueno definir instancias en las que todos deben estar juntos, ya que no es recomendable aislarse. Y si por el contrario, el espacio nos obliga a toparnos demasiado, pensemos en momentos en los que cada uno pueda estar un momento solo”, explica Valentina Iacobelli, académica de Evaluación Familiar del Post título de Orientación, Familia y Educación del Instituto de Ciencias de la Familia (ICF) UANDES, quien además es psicóloga clínica y terapeuta familiar y de parejas.
Para ayudar a cuidar el tiempo y espacio compartido durante la cuarentena, el respeto de las rutinas, reglas y horarios es fundamental. Si antes teníamos diversos medios de control externo (como horario de trabajo o escolar), ahora ya no están de la misma manera. “Seguramente los horarios están más relajados y eso está bien, pero recordemos levantarnos y vestirnos. Definir una rutina para los adultos y los niños, que no necesita ser obsesiva, pero sí marcar hitos durante el día. Por ejemplo, hacer la cama antes de empezar a estudiar, comer en el comedor, asignar tareas sencillas para mantener un orden y limpieza básicos, como encargarse de sacar la basura, recoger ropa sucia, etc. No se trata de generar mayor estrés familiar, sino que las cosas funcionen en armonía. No tenemos horario escolar y no necesitamos imitarlo, pero tampoco estamos holgazaneando. Tanto al cuerpo como al espíritu le sirve desarrollar la fortaleza de levantarse y vestirse cada día, realizar un encargo que genere sentimiento de competencia, aprender a autogestionarse en las propias responsabilidades, lo que también incluye, por ejemplo, cuidar el sueño y dejar de ver pantallas antes de dormir a una hora prudente”, comenta la académica del ICF.
En este último tiempo -detalla Valentina- lo que más ha visto en sus pacientes es una sensación de “hastío” y desesperanza porque la cuarentena no termina y no sabemos cuándo finalizará. “Es fundamental validar este sentimiento a estas alturas de la cuarentena prolongada, debemos entender que si nos estamos sintiendo con menos ganas de hacer las cosas, eso tiene que ver con el contexto de la pandemia y es normal. La invitación es a revisar cómo han estado viviendo hasta ahora, qué cosas son fundamentales para seguir manteniendo y cuáles pueden sustituirse o flexibilizarse aún más. Recomiendo usar el tiempo en forma presente y ayudar a nuestra mente a no divagar únicamente acerca de lo que hemos perdido y la incertidumbre futura”.