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Viernes 9 de Octubre de 2020
A un año del estallido social del 18 de octubre y con la elección constituyente ad portas, el Director del Centro Signos UANDES, nos entrega su opinión frente a la situación país.
Daniel Mansuy, Director del Centro Signos UANDES, ha sido invitado a la mayoría de los medios de comunicación de nuestro país para dar su opinión sobre el estallido social, el proceso constituyente y la contingencia nacional. Actualmente es columnista en El Mercurio, tiene un podcast en T13 Radio y es panelista en el programa Tolerancia Cero en CNN. Hoy habla sobre lo que vivimos el 2019 y los aprendizajes que quedan.
– ¿Qué lecciones podemos sacar del 18 de octubre?
– Aunque habría que distinguir muchos planos de lo que efectivamente ocurrió en octubre, creo que la principal lección tiene que ver con la profunda distancia que se ha ido cavando entre las élites políticas y la ciudadanía. En la sociedad están pasando muchas cosas y no es seguro que las instituciones políticas estén en condiciones de captarlas y procesarlas. Una segunda lección tiene que ver con nuestras falencias de seguridad e inteligencia: a un año de la quema del metro, aún no sabemos quiénes fueron los responsables.
– ¿Qué fue lo peor y lo mejor que afloró del ser humano en esta crisis?
– Lo peor fue el modo en que la violencia ganó espacio y legitimidad como medio de presión. Esto es grave y preocupante, sobre todo de cara al eventual proceso constituyente: ¿En qué medida ese proceso no estará sujeto a la presión ejercida por la violencia? También hubo una parte de la clase política que, por diversos motivos, nunca se decidió a marcar una distancia radical con esa violencia. En lo bueno, me quedo con el acuerdo del 15 de noviembre que, más allá de su contenido, representó un momento importante en que la clase política logró darle un cauce a una crisis que, por momentos, fue muy grave. El desafío está en conservar ese espíritu en lo que viene, aunque no soy demasiado optimista en esa materia.
– Se cumple un año del estallido social: ¿Hemos avanzado en las demandas sociales levantadas en la crisis?
– Me temo que poco, porque la clase política tomó la (legítima) decisión de darle cauce a la crisis por la vía constitucional. Ese camino tiene ventajas y dificultades. Entre estas últimas está precisamente el confundir los planos: no es tarea de la Constitución resolver las urgencias sociales. Debemos tomarnos muy en serio los fenómenos sociales y mientras antes y mejor se aclare esto, más problemas nos ahorraremos en el futuro.
– ¿Qué impacto tuvo el estallido social en la comunidad universitaria?
– Fue duro, por un primer motivo muy simple: se hizo muy difícil volver a una vida universitaria normal. La ciudad se volvió insegura y el transporte, difícil. Al mismo tiempo, nos hizo patente que todo lo que ocurre en la comunidad nos afecta de diversas formas. No somos una torre de marfil, y debemos tomarnos muy en serio los fenómenos sociales.
Revive el reportaje que elaboró la Universidad de los Andes sobre el estallido social y las acciones que como casa de estudios realizamos.