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Martes 22 de Octubre de 2019
Rose Mery Zeidan participó en una obra humanitaria en África en proyecto relacionado con niños, educación y salud.
La enfermera matrona y académica de la Escuela de Obstetricia de la Universidad de los Andes, Rose Mery Zeidan, participó en una misión social en Malawi, África, en un proyecto relacionado con niños, educación y salud de la Fundación Partner Kids, que promueve obras de acción social para más de 400 niños de la comunidad de Monkey Bay, al este de Malawi, África.
Cada año, Partner Kids reúne recursos y aportes, para viajar a Malawi y realizar la contratación de profesores a tiempo completo, entrega de útiles escolares e implementos de aseo personal. En septiembre del 2019, Rose Mery Zeidan, académica de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de los Andes, fue a Malawi (uno de los lugares más pobres de África) para atender a los niños de esta comunidad, participar de jornadas médicas de salud en esa localidad y aportar en la construcción de equipamiento, cumpliendo el sueño cristiano de toda su vida.
“Mi sueño era irme a misiones a África. No sé si fueron los años, el trabajo, o si me faltaron referentes cercanos que me mostraran – o que me dieran envidia de que ellos podían y yo no – que era posible viajar a hacer estas cosas, las que hicieron que aplazara este sueño por tantos años, pero algo terminó aplazándolo. Ya me estaba dando el lujo de responder a las propuestas con la mítica frase “a estas alturas de mi vida” cuando apareció esta oportunidad. Estoy segura de que si me lo proponían hace 10 o 20 años mi respuesta era no, tuve que llegar a “estas alturas de mi vida” para dar un sí a este sueño que creía que ya estaba apagado. Pienso que los tiempos de Dios son perfectos, y este era mi tiempo correcto”, comenta Rose Mery Zeidan.
“Conocía a un par de personas que estaban en Partner Kids, que ya habían viajado a Malawi, pero un día comentaron que este año pretendían hacerlo con una mirada hacia la salud (los años anteriores se enfocaron en crear escuela y dar educación), eso prendió algo en mí y sentí que era el momento de retomar ese sueño que tuve hace tantos años. Llegar a Malawi es otra realidad, porque la realidad no es algo que hay que hacer, la realidad tiene nombres, rostros, historias, son personas que necesitan ayuda. Crees que viajas a ayudar en temas de salud, pero cuando te das cuenta que hay algunos que necesitan ser abrazados, queridos y escuchados (con intérprete claro está), ya no puedes pensar en una labor y ya. Se trata de participar de la obra de Dios y expandir su reino. Si tuviera que definirlo, se acerca mucho más a hacerlos sentir mejor, más dignos y, sobre todo, ayudarles a potenciar la idea de que todos necesitamos aprender a ayudarnos como comunidad”, explica la académica de la Escuela de Obstetricia UANDES.
“Lo que más me impactó fue el cariño de la gente y su preocupación. Son personas muy cálidas, incluso las que tienen altos cargos. Me hizo muy bien que eso fuera lo impresionante, porque es algo que se puede encontrar en cualquier parte del mundo. Para mi primera experiencia tan lejos, fue clave entender que esto se puede hacer en cualquier país, en cualquier barrio, donde se necesite. Me encanta ver que hay personas que desde sus conocimientos y desde sus recursos hacen cosas diferentes; brazos robóticos para niños, elementos de limpieza de agua, ropas acondicionadas para climas extremos. Todos podemos ayudar en algo, pero no todos nos debemos a la misma obra social. Malawi no es para todos. Así como China no es para todos, Siria no es para todos, Chile tampoco es para todos. Recomendaría que cada uno busque qué es lo que lo mueve y con lo que lo apasiona tratar de unir los puntos para encontrar la mejor forma de ayudar a otros”, concluye la enfermera matrona.