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Miércoles 20 de Febrero de 2019
Ya sea por estudios de postgrado o trabajos en destacadas compañías internacionales, este egresado ha vivido en Rusia, Venezuela y España. A continuación, nos cuenta de su movida carrera profesional.
Al salir de Ingeniería Comercial UANDES, “que me entregó sólidas bases académicas y humanas, además de la exigencia y el rigor en el estudio”, Alfonso Matta (ICOM 98) se fue a Rusia a estudiar Economía en la Plekhanov- Universidad Económica Rusa.La experiencia fue muy positiva, dice, porque “en esos tiempos el país daba un giro desde el socialismo al capitalismo, lo que favoreció el crecimiento vertiginoso de muchas industrias y dio oportunidades para crear nuevos negocios”.
Aunque el programa era en inglés, tuvo que aprender ruso: “lo que me tomó bastante tiempo”. Sin embargo y gracias a una moscovita “maravillosa”, que más tarde se convirtió en su mujer y con quien tiene tres hijos, el aprendizaje fue más llevadero.
Enfrentado a la necesidad de hacer una práctica, donde escribir su tesis de Economía, se incorporó a Schlumberger, compañía líder mundial en servicios petroleros. Sin manejarse mucho en el tema, en solo cinco años, tuvo la posibilidad de sentar bases sólidas (conocimiento y experiencia) para desarrollar toda su carrera laboral en la industria petrolera. “Fue un buen reto dirigir y consolidar el trabajo de un grupo multidisciplinario (operaciones, finanzas, contabilidad) y multicultural (rusos, ingleses, franceses y americanos, entre otros). La firma tenía bases operacionales en toda Rusia, con nueve husos horarios diferentes y cinco líneas de negocios”, relata.
Cuando Schlumberger compró la empresa rusa SGK, de perforación y geofísica, fue miembro clave del equipo de gerentes, que ayudaron a la integración e implementación de los procedimientos y estándares de trabajo de la primera organización.
El 2004 significó un nuevo cambio laboral. Entró a la petrolera TNK-BP, es decir, pasó de una firma que prestaba servicios a la industria del petróleo a una que directamente lo generaba; y de las finanzas al desarrollo de las estrategias para contratar servicios de perforación.
Y en 2007 fue seleccionado para integrar el selecto grupo de Fusiones y Adquisiciones del departamento de Desarrollo de Nuevos Negocios. ¿Qué significaba esto? Como parte de ese equipo; le tocó concretar nuevos negocios, relacionarse directamente con los dueños y buscar oportunidades fuera de Rusia, particularmente en Latinoamérica. En ese sentido, formó parte del staff que abrió oficinas de TNK-BP en Caracas y, en paralelo, participó en 2009, en Rusia, en la creación del Consorcio Nacional Petrolero (CNP), conformado por las cinco principales compañías petroleras de dicho país, cuya finalidad era invertir en proyectos petrolíferos en América Latina.
Lo anterior fue como hacer un MBA en la vida misma. Explica Alfonso que “a diario tenía que poner en práctica todos mis conocimientos y habilidades; desde el manejo de los idiomas, el análisis financiero, el buen criterio en los negocios, acceder a contactos de alto nivel en los países que queríamos invertir y mantener esas relaciones.
Sus años de trabajo en Moscú los recuerda como “una época de grandes sacrificios, pero inmensas satisfacciones. Construí poco a poco una buena reputación, a punta de buen trabajo, y crecí profesionalmente. Creo que fui siempre un ‘jugador de equipo’ y no pisé cabezas para subir peldaños”.
Más adelante, la firma PDVSA y el CNP crearon la petrolera Petromiranda en Venezuela, y él fue designado director de la Junta Directiva, en representación de los intereses de los accionistas de CNP. Esto implicó el traslado a este país. “Tuve que aplicar puño de acero en guante de seda”, cuenta, “para lograr el entendimiento de dos culturas tan distintas como la rusa y venezolana”. Establecido en Puerto La Cruz, una ciudad a orillas del Mar Caribe, aunque trabajaba muy duro en la semana, los fines de semana podía bucear, pescar o pasear en lancha por el Parque Nacional Mochima.
Sintiendo que aún le faltaba integrar de manera práctica los conocimientos de su formación académica y carrera profesional, y con el auspicio de TNK-BP, entre 2012 y 2014, estudió un MBA Ejecutivo en Kellog, la escuela de negocios de Northwestern University en Estados Unidos.
“Combinar la vida familiar con un cargo directivo y los cursos, requirió de mucha fuerza de voluntad y cientos de renuncias personales. En muchas ocasiones, tuve que triangular viajes entre Estados Unidos, Venezuela y Rusia”, comenta. Sin embargo, para él, la gran ventaja de haber hecho un MBA ejecutivo fue “que aprendes tanto o más de tus compañeros, pues los profesores a veces se convierten en moderadores de los más interesantes debates y exposiciones acerca de las vivencias profesionales de los alumnos”. También destaca el ambiente de trabajo y estudio multicultural y tolerante que existe en Kellogg.
En 2013, la petrolera estatal rusa ROSNEFT compró los negocios rusos e internacionales de TNK-BP. Alfonso se quedó trabajando en ella y, a finales de 2014, le propusieron un nuevo reto: crear la empresa PERFOROSVEN desde cero, entre PDVSA y ROSNEFT, con el fin de prestar servicios a los pozos de las petroleras de la Faja Petrolífera del Orinoco. “Fue volver a verme la cara con taladros y problemas operacionales, pero en un año ya estábamos establecidos”, sostiene.
No obstante, dados el desabastecimiento y la inseguridad del país a fines de 2016, la familia completa se trasladó a Madrid, ciudad natal de Alfonso, donde aún vive su padre y uno de sus seis hermanos.
2017 se lo tomaron sabático, un merecido descanso para estar juntos, viajar, ver familiares y amigos, jugar con los niños, hacer asados… actividades que los entretienen mucho. “Hay algo del sabático que quedó dentro de nosotros y es aprovechar la vida donde te toca, sacar lo máximo de cada experiencia, hacer nuevas y buenas amistades, y crecer siempre como persona”, confiesa.
Hoy en día, este egresado trabaja en forma independiente en un proyecto con TECNATOM, una organización española de energía atómica que quiere entrar en el negocio petrolero.
Dejaste Chile hace 20 años, ¿cómo lo sientes?
Guardo los mejores recuerdos de los nueve años que viví ahí y mantengo grandes amigos de colegio y de la UANDES. Además, tengo dos familias -que considero mías- en Chile, a los Lozano en Curicó y a la Residencia Universitaria Alborada (Opus Dei), donde residí los dos primeros años de universidad.