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Miércoles 22 de Junio de 2022
Seeach Sod es el nombre del centro de apoyo donde Sara Sachs estuvo realizando su voluntariado por seis meses.
“Siento que esta experiencia me dio una visión más abierta del mundo”, así resume su experiencia Sara Sachs, alumna de la Escuela de Terapia Ocupacional.
Sara vivió por seis meses en Israel, donde estuvo realizando un voluntariado en Seeach Sod, centro que brinda apoyo de por vida a niños con necesidades especiales y sus familias, ayudando a más de 1.600 familias con programas de escuela/guardería, colocación vocacional, cuidado de relevo y hogares grupales.
“Tuve la suerte de poder ir y participar como voluntaria en Seeach Sod. Esta fue una experiencia inolvidable y la verdad es que la alegría y forma de ver el mundo de estos niños me cambiaron, fue una gran experiencia, muy enriquecedora y que me demostró que la felicidad depende 100% de uno mismo y de la manera de ver el mundo”, comenta Sara Sachs.
El voluntariado semanal del que participó Sara exigía ir todos los martes a distintos voluntariados, pero específicamente la alumna trabajó con una familia que tenía una hija con necesidades especiales.
“Todos los martes iba a la casa de una profesora que tenía una hija con problemas en el desarrollo y en el corazón. Desde muy pequeña tuvieron que hacerle diversas operaciones para que pueda vivir una vida sin riesgos, por lo que sus primeros años de vida fueron difíciles, pero ella logró salir adelante”, agrega la alumna de Terapia Ocupacional.
Así, durante seis meses, Sara visitó a esta familia y realizaron distintas actividades como cocinar, juegos de mesa y salir al parque, entre otras, lo que le permitió vivir de cerca la realidad de una familia con algún integrante con capacidades diferentes.
“Me interesaba mucho conocer como era la dinámica familiar de alguien con capacidades diferentes y cómo se adaptan a la vida la gente alrededor de la persona con necesidades especiales”, añade. Para finalizar, la alumna de la Escuela de Terapia Ocupacional describe como la marcó esta experiencia. “Fue una experiencia inolvidable, jamás pensé que aprendería tanto de una niña, pero puedo decir con seguridad que ella me cambió la vida. Lo que más destaco de mi voluntariado es que me permitió ver como uno realmente puede ser un aporte al mundo y ver lo avanzados que están otros países, como Israel, en lo que tiene que ver a gente con necesidades especiales”, añade Sara.