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Lunes 17 de Agosto de 2020
Llegó a Chile en 2015 para gestionar el Plan de Mejoramiento Institucional de la Universidad y hoy está a cargo de la Dirección de Innovación.
Nació en las Islas Canarias (España), llegó con 14 años a Chile, estudió Biología con el objetivo de poder ayudar en la conservación de los cetáceos (ballenas y delfines), pero después prefirió investigar y tratar de aportar en encontrar una cura para el cáncer y tiene un nombre que, cada vez que lo pronuncia, debe deletrearlo debido a que su origen es indio.
Anil Sadarangani, Director de Innovación UANDES, ha dedicado su vida a la ciencia, pero desde distintos ámbitos: primero en el laboratorio y después en la gestión; área que lo trajo de vuelta a Chile y a la Universidad de los Andes.
Su pasión por la ciencia empezó en 3ero medio, cuando le empezó a gustar mucho el tema de la cetología. “Entré a estudiar Biología para tener, en algún minuto, un postgrado de Biología Marina y poder aportar al estudio de las ballenas a nivel científico”, explica.
Tanto su carrera de pregrado como el máster y el doctorado los realizó en la Pontificia Universidad Católica y decidió enfocar su línea de investigación en el cáncer. Primero orientó su estudio en el cáncer de mama y de endometrio y después, en un segundo período de investigación, se centró en células madre, con foco en leucemia. “Me apasionaba el tema del cáncer y poder contribuir a los pacientes que sufren esta enfermedad. Cuando estudié Biología, como en 4to año, independiente que el tema de las ballenas y los delfines me seguía apasionando, descubrí que estudiando el cáncer podría generar una contribución a la sociedad, generar un mayor impacto”, dijo.
Pero después de unos años trabajando en laboratorios tomó una decisión que daría un giro a su carrera. Fue así como colgó el delantal de investigador, se fue a Estados Unidos y se enfocó en realizar un MBA, quizás algo poco habitual en un científico. “A medida que avanzó mi carrera me di cuenta que me gustaba mucho la relación entre la academia y la industria, por lo que vi un nuevo campo, pero me faltaban herramientas de gestión y, sobre todo, financieras. Por eso decidí hacer un MBA en California, Estados Unidos, el cual es muy específico y donde el foco era la innovación y emprendimientos de base científica”.
Anil, quien ha trabajado en España, Reino Unido, Estados Unidos y, estos últimos años, en Chile, tiene claro por qué dejó la investigación para hacer un trabajo más de gestión; algo alejado a lo que la mayoría de los científicos hace en su día a día. “Dejé los laboratorios para poder tener una mayor interacción con la industria, me motivaba la conexión de la ciencia con la sociedad”. Y aunque lleva tiempo lejos de la investigación de campo, reconoce que cuando va al CIIB le gusta entrar a los laboratorios y ver en qué están trabajando los distintos laboratorios de la Universidad.
Casado con Angela Court, con quien tiene dos hijos, emigraron a Estados Unidos, donde vivieron desde 2008 hasta 2014, cuando Matías Vial, Vicerrector de Relaciones Universitarias y en ese entonces Director de Innovación, lo fue a buscar a La Jolla, California, para que liderara el Plan de Mejoramiento Institucional (PMI) que se había adjudicado la Universidad. “Decidimos volver a Chile porque la oferta de trabajar en la UANDES era muy atractiva y porque, además, mi señora quedó embarazada y queríamos tener a nuestro hijo acá junto a la familia”.
Actualmente Anil lidera la Dirección de Innovación de la Universidad de los Andes, área encargada de ser un puente entre las tecnologías UANDES y la sociedad. Pero en los últimos años ha estado desarrollando algunos proyectos paralelos, como la docencia y la incorporación de las niñas a carreras STEM (acrónimo de los términos en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), además de participar como mentor en distintos emprendimientos de manera pro-bono.
Es un convencido de que la sociedad debería impulsar y motivar a las niñas, desde edades muy tempranas, a seguir estas carreras no solo porque tienen las mismas capacidades que los hombres, sino que poseen cualidades únicas para potenciar estas áreas. “Son mucho más detallistas, mejor en el análisis crítico y, además, son mejores para colaborar y trabajar en equipo. Creo que si incrementamos la participación de las mujeres en la ciencia vamos a tener un mejor rendimiento y mejores científicas en el país. La capacidad de las chilenas está, pero se tienen que creer un poco más el cuento”.
Sobre su rol de profesor del Minor de Innovación, además de un curso de Inteligencia Artificial y Director del Diplomado Gestión Estratégica en la Innovación, reconoce que es una nueva faceta, pero que le gusta mucho, en especial porque está aportando en las futuras generaciones y agentes de cambio.