Suscríbete a nuestro Newsletter
y mantente informado de todo
Viernes 16 de Agosto de 2019
Nuevas culturas, idiomas, costumbres y problemas de salud de las usuarias migrantes y sus familias requieren de un cambio en la formación y atención en los centros de salud.
El aumento significativo de nacimientos de hijos de las mujeres extranjeras en los hospitales chilenos (70% partos en el Hospital Clínico San Borja Arriarán durante el 2018 correspondieron a mujeres extranjeras) ha traído nuevos desafíos en la matronería en nuestro país, debido a las diferencias en cuanto a la educación, idioma y cultura -entre otros factores- que deben sortear diariamente las matronas en Chile.
“En los últimos años hemos tenido que afrontar nuevos desafíos para la matronería, entre los que están el comprender nuevas culturas, idiomas y problemas de salud, ya que nuestras usuarias migrantes y sus familias requieren de profesionales que se involucren y entiendan sus necesidades para poder realmente ayudarlas”, explica Mariana Ramírez Gómez, Docente de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de los Andes.
“Lo más difícil, en el contexto de las prácticas clínicas con nuestras alumnas, ha sido la barrera idiomática, con las usuarias haitianas en especial, ya que el lenguaje es lo primordial para poder entablar una relación. Muy ligado a lo anterior, es la comprensión de su cultura, su forma de vivir la maternidad, sus costumbres y tradiciones, que son muy diferentes entre los países de Latinoamérica. Creo que tenemos que ir desaprendiendo algunas formas antiguas, algunos tratos paternalistas y debemos involucrarnos con ellas y acompañar sus procesos de salud-enfermedad”, detalla Mariana.
La académica de la UANDES agrega que esta nueva generación de estudiantes tiene grandes habilidades para poder sortear estas dificultades. “El manejo de la tecnología como herramienta diaria para su práctica clínica ha sido de gran ayuda, empleando traductores -por ejemplo- para poder darse a entender con las usuarias. Además, en este contexto se debe formar a profesionales flexibles, muchísimo más empáticos, con la capacidad de estudiar y comprender otras culturas, para poder realizar un abordaje más completo y realmente generar un impacto en la salud de estas mujeres”, concluye.