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Viernes 24 de Abril de 2020
Raimundo Larraín, psicólogo clínico y alumni de la Escuela de Psicología, se refiere a nuestra salud mental en tiempos de COVID-19.
Es un hecho que el COVID-19 ha pasado a ser un detonador más de diversos problemas psicológicos, tanto en nuestro país como en el resto del mundo. Según las cifras presentadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cerca de un 4% de la población podría presentar trastornos psicológicos severos, mientras que entre un 15 y 20% podría padecer trastornos leves a moderados. Esto sin considerar el porcentaje restante que se ve expuesto diariamente a fuertes niveles de estrés psicosocial.
Raimundo Larraín Carvallo, psicólogo Clínico y alumni de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes (2016), se refiere en esta nota a las “psicotrampas” y cómo manejarlas.
Las personas día a día ponen en marcha una serie de estrategias mentales y conductuales para hacerle frente al miedo que genera la pandemia, teniendo algunas mejores resultados que otras. En este artículo explicaré las “Psicotrampas” que más frecuentemente reconozco en mi labor como Psicólogo Clínico, para tenerlas en cuenta a la hora de responder a esta crisis.
¿Qué es una Psicotrampa?
Según el autor del libro “Psicotrampas”, el psicólogo Italiano Giorgio Nardone, puede entenderse como Psicotrampa un conjunto de respuestas, ya sean mentales o del comportamiento, que se realizan con el fin de hacer frente a una dificultad, y que terminan por complicar la misma, transformándola en un problema. Ninguna de las trampas que expondré a continuación es en sí misma patológica. Más bien es su excesivo uso, a modo de una “pauta rígida”, la que terminará por alejarnos de nuestro objetivo original. Las Psicotrampas frente al COVID-19, y mis sugerencias, son las siguientes:
Adoptar cualquiera de estos extremos puede ser muy peligroso para nuestra salud mental. En el primer caso, un “bombardeo” cotidiano de información puede resultar muy estresante e incluso generar una mayor confusión dada la cantidad de información falsa que circula por las redes sociales. En el segundo caso, al estar completamente desinformados podemos caer en fantasías catastróficas en relación al virus, sin conocer las consecuencias reales de contraerlo. Recomiendo una vez al día obtener información de un medio confiable para estar al tanto de información que pueda ser relevante.
Quizás una de las Psicotrampas más difíciles de evitar, dado que hoy es el centro de la conversación. Es importante tener en cuenta que hablar en exceso sobre cosas que nos asustan o bien que están fuera de nuestro control es como regar una planta carnívora. Más hablamos del tema, más fuerza cobra en nuestra mente e incrementan nuestros temores. Por este motivo aconsejo cuidar el exceso de conversación sobre las amenazas o tragedias asociadas al virus, dando espacio para hablar de otros temas más constructivos o que liberen tensiones. Alejando así por unos momentos nuestra atención sobre la pandemia. De esta manera, lo recomendable es hablar solo una vez al día de lo que nos preocupa, y con una sola persona, que se mantenga serena y no alimente nuestros temores.
Si bien a priori este comportamiento podría parecer razonable, lo cierto es que pedir y obtener un exceso de ayuda termina por generar una mayor inseguridad en nuestras propias capacidades de afrontamiento. Pedir ayuda cuando estamos frente a una situación que nos parece de gran dificultad es un acto humilde; equivale a admitir nuestras propias limitaciones. Si recibimos la ayuda correcta, incluso nos puede otorgar herramientas para superarla. Sin embargo, cuando la ayuda llega al extremo de una sustitución en una actividad temida, o un acompañamiento constante, ésta generará un doble mensaje. Por una parte, la ayuda se interpretará como una muestra de cariño y apoyo, y, por otra, transmitirá un mensaje de descalificación, la confirmación de que nos perciben como incapaces. Esto aumenta nuestra percepción de nosotros mismos como incapaces. Así, frente a una persona que constantemente busca apoyo en nosotros, podemos acompañarla simplemente escuchando, sin caer en un intento de tranquilizarla, lo cual no hará más que disminuir su confianza en sus propios recursos.
La tendencia a evitar lo que tememos es una conducta natural en los seres humanos y cumple una función adaptativa frente a posibles peligros. Ahora bien, cuando se trata de pensamientos acerca de un eventual futuro catastrófico, la evitación puede ser una estrategia peligrosa. Sucede que al mantener este patrón evitativo, lo que en forma inmediata nos produce un alivio, luego hace que nuestro miedo se mantenga y hasta aumente, pudiendo llevarnos incluso a un problema de tipo fóbico. Como se lee en una antigua tablilla sumeria, “el miedo mirado de frente se transforma en valor, el miedo evitado se convierte en pánico”. Para vencer este tipo de temores sugiero una estrategia que no tiene ningún tipo de contraindicación ni requiere la supervisión de un Psicólogo Clínico: consiste en darnos un espacio diario de 30 minutos para poner todos los temores por escrito y así ir afrontándolos día a día, hasta hacerlos desaparecer.
Otra psicotrampa común en estos tiempos de pandemia es la de pretender que las cosas ocurran de la forma qué esperábamos. La situación que estamos viviendo naturalmente presenta un montón de escenarios que se alejan de lo que podríamos desear. Puede que el ritmo de la casa esté más lento, que mi pareja esté más irritable, que los niños estén más inquietos, en fin, una serie de dificultades que no harán más que desilusionarnos si mantenemos nuestras expectativas de manera rígida. Frente a esta situación recomiendo poner las cosas en su contexto, dejando por un momento de lado lo que a mí me gustaría que ocurriera como “escenario ideal”, rescatando lo que sí funciona, para agradecerlo y potenciarlo junto a mis seres queridos.
A lo largo de la historia el ser humano ha tenido una insaciable lucha por el conocimiento, la cual lo ha llevado a alcanzar resultados extraordinarios en distintos campos y disciplinas. No obstante, nuestro deseo de sentirnos protegidos frente a aquellos eventos que se escapan de nuestro control, como por ejemplo la muerte, o las amenazas emergentes como esta pandemia, nos suelen empujar a sobrevalorar los alcances del conocimiento objetivo. Lo concreto es que frente a una crisis como ésta no existe una certeza en cuanto a sus efectos y a su eventual desenlace, por lo que buscar “respuestas salvadoras” no hará más que volvernos aún más inseguros. La invitación es a abrazar la incertidumbre e ir viviendo el día a día, dando lo mejor de nosotros mismos y cuidando de nuestras familias y amigos. Como dice el poeta argentino Alejandro Lanús: “en la incertidumbre y no en la certeza es donde renacemos”.
Raimundo Larraín Carvallo, Psicólogo Clínico UANDES. Master en Terapia Breve Estratégica. Master en Comunicación, Problem Solving y Coaching Estratégico. Psicoterapeuta Oficial Centro di Terapia Strategica, Arezzo, Italia.