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Martes 25 de Mayo de 2021
Karin Jürgensen se integra al directorio de Empresas Copec, el holding de mayor valor de mercado del país.
La Decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales UANDES, Karin Jürgensen, fue incorporada al directorio de Empresas Copec, entidad que forma parte de las empresas IPSA (índice de rentabilidad de las 30 compañías con mayor presencia bursátil en Chile). La académica también es parte del directorio de la Administradora de Fondos de Cesantía (AFC Chile) y de la Empresa Nacional de Minería (ENAMI), a la que renunció este año cuando fue nombrada en Copec.
Conversamos con la Decana con ocasión de este nombramiento.
-Acabas de ser nombrada directora de Empresas Copec. ¿Cómo llegaste a ser propuesta para el cargo?
-Este nombramiento fue completamente inesperado, nunca contacté a nadie, no conocía a los integrantes del directorio ni a los accionistas y tampoco hubo involucramiento de head-hunters. Sencillamente me llamaron para saber si estaría dispuesta. Después hubo algunas entrevistas con el presidente y el vicepresidente de la compañía y luego la junta de accionistas ratificó el nombramiento.
-¿En qué directorios participas y qué labor desempeñas en ellos?
-En cada uno de éstos cumple distintos roles. En ENAMI me enfoqué en buscar formas de aumentar la eficiencia de la empresa, sin dejar de lado su rol de fomento a la pequeña y mediana minería. En la AFC, en cambio, presido el directorio, lo cual implica mantener una mayor cercanía con la gerencia y liderar las reuniones de directorio. Durante la pandemia este rol ha significado, además, interactuar con autoridades del Gobierno en torno a temas relacionados con las numerosas leyes que se han creado para dar nuevos usos a los Fondos de Cesantía.
-¿Qué representa para ti ser parte del grupo de mujeres presentes en directorios chilenos, y además ser Decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales UANDES?
-El vínculo entre los dos ámbitos -universidad y empresa- me parece interesante para ambas partes. La retroalimentación entre la academia, la docencia y el mundo empresarial es mutuamente beneficiosa, independiente de si es mujer u hombre quien genera la vinculación.
-Entre 2018 y 2020 la presencia femenina en los directorios de empresas se ha incrementado muy poco: alrededor de un 3% en Sociedades Anónimas Abiertas, mientras que en empresas IPSA sólo ha habido un 0,9% de variación. Nuestro país, de hecho, ocupa los últimos lugares de los miembros de la OCDE. ¿Qué medidas se pueden tomar para revertir esta situación?
-La creciente conciencia sobre el aporte especifico de la mujer en los directorios y sobre los beneficios que genera la complementariedad hombre-mujer, está generando una tendencia positiva. En las juntas de accionistas recién pasadas (abril 2021), el número de mujeres electas para asientos en empresas IPSA subió 50% (de 24 en 2020 a 36 en 2021). Pienso que la tendencia de incorporar más mujeres continuará hasta llegar a los promedios OCDE. Se suele insinuar que las magras proporciones históricas se han debido esencialmente a que las empresas han querido excluir a las mujeres de esos cargos. Mi percepción es que no ha sido una actitud de rechazo, sino un raciocinio de reducir costos de búsqueda. En el pasado, muchas más mujeres que hombres han privilegiado la dedicación a actividades diversas a las profesionales, no sólo por cultura, sino en muchos casos por preferencia. La mujer chilena se ha destacado, además, por apoyar generosamente el desarrollo profesional de su cónyuge, subsidiándolo en labores que hoy son mucho más compartidas. Esta tendencia de los jóvenes a compartir responsabilidades en el hogar y a apoyarse mutuamente en el desarrollo profesional, generará una creciente oferta de mujeres para los gobiernos corporativos y las cifras se irán pareciendo a las de otros países OCDE.
-¿Qué consejos le darías a las alumnas de Ingeniería Comercial que se proyectan con un gran desarrollo en su carrera profesional?
-Les diría que no quieran lograr todo aceleradamente, porque podrían sacrificar aspectos de la vida que después son difíciles de recuperar. No vale la pena postergar a la familia o evitar su crecimiento: son los lazos familiares los que en último término más llenan el corazón; y después puede ser demasiado tarde. En cambio, para la profesión tenemos unos 40 o más años. No es necesario ser ansiosas con el progreso, pero sí buscar, en todas las etapas de la vida, alguna actividad que aporte al currículum. Incluso en los años de crianza más intensa, o de cuidado de familiares ancianos o enfermos, conviene tratar de mantenerse con algo de actividad profesional. La pandemia ha ayudado a las empresas a reconocer cuáles labores se pueden realizar eficientemente desde la casa. Esto facilitará las futuras conversaciones con los empleadores, respecto a pasar períodos trabajando a distancia, sin desvincularse. Se puede lograr un gran desarrollo profesional, avanzando sin prisa y sin pausa.