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Martes 2 de Julio de 2024
El Programa de Pedagogía Media en Religión Católica de la Universidad de los Andes, junto a su comité académico y profesores en formación, tuvo una destacada participación en el VI Seminario de Comunicaciones de Iglesia: “Escucha y comunicación en la era digital”. Este evento fue organizado por la Universidad Católica y la Conferencia Episcopal, en colaboración con DuocUC y la Universidad de los Andes.
La directora del Programa, Solange Favereau, junto con Trinidad Goycoolea del Comité académico y los alumnos Humberto Molina, Ulisia García y Myriam Morgado, representaron a la Escuela de Educación en este seminario clave para comprender, como expresó Benedicto XVI, que: “El mundo de la comunicación afecta a todo el universo cultural, social y espiritual de la persona humana. Si los nuevos lenguajes tienen impacto sobre el modo de pensar y de vivir, esto también atañe, de alguna forma, al mundo de la fe, a su inteligencia y su expresión”.
Monseñor Lucio Adrián Ruiz, secretario del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano, destacó la relevancia de la cultura digital y su impacto en nuestra concepción de la realidad: “La cultura digital representa un cambio en la forma en que concebimos la realidad”. Monseñor Ruiz subrayó el desafío y la importancia de que la Iglesia inculture el mensaje evangélico para que sea comprendido y amado por las personas. Este proceso no se limita a traducir el mensaje a diferentes lenguas, sino que implica acercarse a cada cultura para comprenderla y dialogar con ella.
En el seminario también participó Charo Sádaba, decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, quien enfatizó el mensaje del Papa Benedicto XVI para la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales: “Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital”.
Solange Favereau destacó que hoy tenemos una oportunidad maravillosa de acercarnos de manera diferente para llevar el mensaje evangélico a aquellos que se sienten alejados de la fe, a los que han tenido quiebres, a los disgustados y, en general, a aquellos para quienes el mensaje cristiano no significa nada o les es indiferente. “No podemos abdicar del mensaje de esperanza y alegría que nos ha transmitido Jesucristo. Debemos ser una Iglesia abierta y caritativa, donde todos y cada uno de nuestra sociedad importe”, expresó Favereau.