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Martes 22 de Marzo de 2022
La académica Solange Favereau abordó el tema "La Pedagogía de la Fe en el Chile de Hoy"
La actividad fue presidida por el Obispo de San Bernardo Monseñor Juan Ignacio González, y contó con la presencia del Obispo de Rancagua Monseñor Guillermo Vera, el Rector del Seminario Mayor San Pedro Apóstol el Presbítero Robin Sáez, el Prefecto de Estudios Seminario Mayor San Pedro Apóstol Pbro. Álvaro Mauricio Aedo, el Vicario para la educación de la diócesis de San Bernardo, el Presbítero Rodrigo Bulboa, además de las autoridades y los más de 30 seminaristas que se forman hoy en esta institución.
Abrió el acto académico, el Rector del Seminario Pbro. Robin Sáez donde hizo hincapié en que la formación inicial de los Seminarios no debe quedar acotada a lo académico, pues los seminarios mayores, deben entregar una formación integra e integrada, pues la misión de los seminarios mayores es formar Pastores según el Corazón de Jesús como lo indica la Ratio Fundamentalis: la transformación del corazón (del seminarista), a imagen del Corazón de Cristo (sacerdote).
El mensaje de la profesora Favereau en relación al papel de la Pedagogía de la fe en el Chile de hoy se enmarcó en el contexto cultural, social y espiritual de nuestro país. Uno de los ejes fue plantear la pedagogía de Jesús como modelo educativo; pedagogía que va más allá de metodologías específicas, actividades pedagógicas o “tips” de recomendaciones para la eficacia de la clase de Religión, sino que más bien hace referencia a un estilo de educar, un modo de enseñar y de “formar al hombre desde dentro” centrado en la grandeza de ser imagen y semejanza de Dios”.
El desarrollar la espiritualidad cristiana, la capacidad para discernir la realidad personal y social a la luz de la trascendencia, y tener una mirada crítica de la realidad a partir del mensaje del Reino de Dios es una tarea urgente de todo formador cristiano. Frente a todas las urgencias en el plano de la formación espiritual y religiosa de tantos niños y jóvenes es que, la académica, enfatiza con fuerza en sus conclusiones: “No podemos seguir enmudecidos, hay un mensaje de salvación que dar. Es tiempo de hablar, de ser el megáfono de Dios, de salir a sembrar y de no callar las grandes certezas: Dios está entre nosotros y con nosotros, en la simplicidad y la sencillez; hay que saber descubrirlo en el tiempo, social-histórico y sobre todo personal, que estamos viviendo”.