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Miércoles 16 de Abril de 2025
En la más reciente sesión de Discusiones Actuales del Centro Signos, titulada “Chile sin hijos”, se abordó el preocupante fenómeno de la baja natalidad en el país. El encuentro fue moderado por Daniel Mansuy, director de Signos, y contó con la participación de dos destacadas especialistas: Viviana Salinas, doctora en Sociología con especialización en demografía por la Universidad de Texas y profesora del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile; y Catalina Siles, doctora en Sociología e investigadora del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES).
Las expertas coincidieron en que la caída de la natalidad es un fenómeno global, pero señalaron que Chile presenta características particulares. Según explicó Viviana Salinas, mientras en los años 60 existía una tendencia demográfica similar en el Cono Sur (Chile, Uruguay y Argentina), en los últimos 15 años la caída de la natalidad se ha acelerado más en Chile. Actualmente, la tasa de fecundidad en el país es de 1,16 hijos por mujer, lejos del nivel de reemplazo poblacional de 2,1.
Las especialistas identificaron múltiples factores detrás de esta tendencia. Entre ellos destacan los cambios tecnológicos, desarrollos que han dado mayor autonomía en la decisión de cuándo y cómo formar una familia; las transformaciones culturales, con el paso de sociedades donde primaba lo colectivo a otras donde la conciencia individual dicta el proyecto de vida; factores estructurales como el avance de la educación y empleo femenino, que genera tensiones entre tiempo de cuidado y trabajo remunerado; la percepción de inestabilidad económica, laboral y medioambiental; y los cambios en las relaciones familiares, con el aumento de hogares unipersonales, mayor soltería y más convivencias sin matrimonio.
Catalina Siles enfatizó que la transformación más profunda es que “tener hijos ha dejado de ser un capítulo incuestionable de la vida adulta para transformarse en una elección personal que compite con otras múltiples alternativas”. Actualmente, señaló, ya no se asume que los hijos sean un vector necesario para una vida plena.
Ante la pregunta sobre si es posible revertir esta tendencia, Catalina Siles se mostró pesimista, considerando la complejidad del fenómeno y los profundos cambios culturales que lo sustentan. Por su parte, Viviana Salinas fue más optimista, señalando que políticas públicas multisectoriales podrían ayudar a alcanzar tasas de 1,4 o 1,5 hijos por mujer, como ha ocurrido en algunos países europeos como Francia, Alemania y Holanda.
Según Salinas, es posible que parte de la caída en la natalidad se deba a la postergación del nacimiento del primer hijo y no necesariamente a una decisión definitiva de no tener hijos. Además, destacó que la equidad de género puede ser un factor importante para motivar a las mujeres a tener más hijos.
También se analizaron las consecuencias sociales de la baja natalidad, como la pérdida de la familia extendida que ha sido base de la sociabilidad en Chile, el aumento del aislamiento y la soledad, y los desafíos para el cuidado de adultos mayores en el futuro.
Ambas investigadoras coincidieron en la necesidad de continuar estudiando este fenómeno demográfico acelerado y sus múltiples dimensiones. La profundidad y velocidad de los cambios demográficos hacen urgente abordar seriamente este tema desde las políticas públicas y la academia, no solo por sus implicaciones demográficas y económicas, sino también por sus consecuencias sociales, culturales y existenciales para la sociedad chilena del futuro.