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Viernes 15 de Mayo de 2020
Miembro del Consejo Asesor Covid-19 del Ministerio de Salud, la Vicedecana de Investigación de la Facultad de Medicina, manifiesta que toda esta situación ha significado un desafío enorme a nivel profesional y personal.
Intensos han sido los últimos meses para la Vicedecana de Investigación de la Facultad de Medicina, Dra. María Teresa Valenzuela, quien se desempeña actualmente como miembro del Consejo Asesor Covid-19 del Ministerio de Salud. Dobles jornada laborales, los siete días de la semana, ha debido cumplir la especialista en epidemiología y salud pública, tal como ella misma lo cuenta.
La pandemia del Coronavirus Covid-19 que ha azotado al mundo entero hace varios meses, ha aumentado su intensidad en nuestro país, ante lo cual el Gobierno ha debido tomar medidas más estrictas para intentar controlar los contagios, decretando cuarentena total en la Región Metropolitana.
La Dra. Valenzuela manifiesta que toda esta situación ha significado un desafío enorme a nivel profesional y personal. “Es una pandemia en la que hemos tenido que estudiar todo de nuevo. Si bien como epidemióloga uno conoce los principales indicadores que muestran el avance de la pandemia, en este caso el comportamiento del virus ha sido muy diferente, porque ha mutado. El sistema inmune de la población mundial no había tenido contacto con este virus y, por lo tanto, en la medida que vamos aprendiendo sabemos que, por ejemplo, el período de transmisión empieza antes de los síntomas, lo cual es muy diferente al Coronavirus SARS-1, en donde la mayor transmisibilidad ocurría a los seis días de síntomas. Entonces es un tremendo desafío. Es como estar en una guerra sin ninguna herramienta, lo cual ha significado estudiar mucho y revisar la experiencia internacional”, explica.
¿Cómo ha sido estar en la ‘primera línea’, asesorando al Ministerio de Salud, desde su rol en el Consejo Asesor?
Para mí en la primera línea están quienes atienden a los pacientes en los hospitales y las clínicas; pero en cuanto a la asesoría que le damos al Ministerio de Salud, a la Mesa del Senado y a la Mesa Social, nuestras recomendaciones deben hacerse con una extraordinaria responsabilidad y profundidad, ha sido muy relevante pues en base a lo que digamos se van tomando decisiones que impactan a nivel nacional. Cuando uno trabaja en cada paso que se da, siente la obligación de hacerlo lo mejor posible porque siempre se impacta a otros.
En cuanto al consejo asesor, constituido por profesionales de distintas universidades, ha sido una gran experiencia, porque todos tienen vasta experiencia nacional e internacional. En cada sesión, cada dos días por videoconferencia, hemos podido consolidar un trabajo de mucho respeto, compañerismo y cada uno dando lo mejor de sí; entregando argumentos de por qué sí o por qué no; un intercambio de conocimientos y experiencias de forma muy respetuosa. Cada uno ha aprendido del otro de manera muy positiva.
¿Qué sacrificios ha debido realizar durante este período?
Ha sido duro. Siento que trabajo dos jornadas en un día. Los domingos no descansamos porque revisamos los documentos que le vamos a entregar al Ministro de Salud. Sigo trabajando para la Universidad en mis responsabilidades habituales, en proyectos de investigación interesantes, impulsando siempre el Centro Integral del Envejecimiento Feliz (Cief), y participando en el Diplomado donde me corresponde hacer clases. También me llegan muchas consultas de diversas áreas de la Universidad y me doy el tiempo de contestarlas una a una. Siempre me digo ‘la Universidad tiene para mi un lugar súper especial’, entonces me doy el tiempo para responder todo lo que me consultan.
Durante su trayectoria como experta en salud pública, ¿cuáles han sido los momentos más complejos que le ha tocado vivir? ¿Es esta pandemia lo más complejo?
Es duro ver lo que está pasando, la incertidumbre de la disponibilidad de camas, es mucha responsabilidad desde la asesoría, pero he tenido momentos más duros cuando he tenido que asumir directamente ciertos temas. Por ejemplo, cuando en nuestro país se decidió eliminar el sarampión , yo estaba a cargo del Programa de Inmunizaciones. Trabajaba solo con una enfermera y una secretaria y nos hicimos cargo de toda la planificación y de cómo iban a operar todos los consultorios para tener una cobertura tremenda de vacunación, porque eran campañas desde los 9 meses hasta los 15 años de edad. Entonces cuando me avisaban, por ejemplo de La Calera u otro lugar, que habían ocurrido eventos adversos, era muy complejo. Teníamos que comunicarnos con todos los equipos del país y no teníamos la tecnología de hoy ni los software necesarios. Se hacía todo a mano.
Otro episodio duro fue la coordinación de los laboratorios clínicos y del ambiente de Chile frente al cólera en 1991. Fue un trabajo durísimo por el desfase de la comunicación, era recorrer el país y ver las condiciones de los laboratorios para enfrentar el cólera. Fue una experiencia de gran trabajo en equipo y aún mantenemos una gran relación con quienes fueron mis jefes en ese momento, el Subsecretario de Salud y el Ministro de Salud de ese entonces.
A su juicio, como sociedad ¿qué aprendizaje nos dejará esta pandemia?
Tenemos que prepararnos para la regresión total de la economía del país que nos va a afectar a todos. Hay un retroceso mundial enorme, hay que preocuparse de ahorrar lo que más se pueda porque no sabemos lo que viene por delante respecto del desempleo. La salud mental también es un tema importante, porque el teletrabajo no es tan sencillo. Siempre he sentido que el trabajo es un trabajo de equipo, no se puede ser tan autosuficiente, uno extraña el compartir con los demás. Es duro estar en confinamiento. Además, está el tema de la violencia intrafamiliar en los hogares donde viven muchas personas, hay mucho estrés, entonces va a haber un deterioro de la salud mental muy grande.
En cuanto a los enfermos crónicos, cuando esto termine ¿cómo vamos a ayudar a estas personas que no se han controlado durante este período por temor al contagio?
Todo lo anterior me hace pensar ¿cuán humilde debemos ser? ¿Cómo un virus ha llegado a tener al mundo paralizado, con miedo, pánico frente a esta infección? Ahí la lección que nos queda es que somos mínimos, eso nos tiene que cambiar la forma de ser, ser más humanos, solidarios y humildes. Tenemos que sacar lecciones. En mi caso particular, soy una persona de mucha fe, me ha tocado vivir momentos muy duros y, a través de la fe he salido adelante. Por lo tanto, hoy más que nunca lo que más tengo es fe. Pero saldremos adelante cuando todos asumamos la cuota de responsabilidad frente a esta pandemia, es un problema de todos.