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Miércoles 27 de Marzo de 2019
Durante el primer coloquio de investigación de la Facultad de Ingeniería, Cristián Fernández-Oto, quien realiza un postdoctorado patrocinado por la UANDES, mostró los resultados de su trabajo.
La desertificación tanto en nuestro país como en el mundo es creciente. Actualmente, las zonas áridas constituyen aproximadamente un 40% de la superficie terrestre (no marina), y se espera que aumenten con el cambio climático. Así lo sostiene el Doctor por la Universidad Libre de Bruselas, Cristián Fernández-Oto, quien actualmente realiza un postdoctorado financiado por Conciyt, patrocinado por el profesor investigador Daniel Escaff de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas UANDES.
Fernández-Oto fue invitado a mostrar los resultados de su estudio, en el último coloquio de investigación de la Facultad, ciclo de ponencias que se realiza una vez a la semana para conocer el trabajo y avance científico que realizan académicos UANDES y de otras universidades en diferentes áreas.
Según el investigador, el cambio climático debería aumentar las zonas en peligro de desertificación donde el desierto avanza de forma progresiva sobre la vegetación (figura a), y por esto, el ser capaces de detener los frentes de desertificación es cada vez más relevante.
La alternativa que propone, usando un modelo de vegetación en zonas áridas que estudia hace dos años junto al profesor Ehud Meron y Omer Tzuk (ambos de Ben-Gurion University en Israel), es intervenir el borde entre el desierto y la vegetación.
Para esto, y mediante la intervención humana directa o pastoreo controlado, la idea es cortar en forma de “dedos” la interfase entre el desierto y la vegetación, impulsando la inestabilidad del frente que induciría la auto-recuperación (figura b), sin generar un cambio en la biodiversidad del ecosistema.
A través del estudio de este modelo -sostiene- han encontrado resultados analíticos y numéricos que les permitirían concluir la factibilidad de revertir la desertificación progresiva.
El estudio fue publicado en enero de 2019, en la revista Physicial Review Letters. Para descargar el artículo completo, aquí.