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Lunes 22 de Julio de 2024
Durante los meses de enero y julio, un grupo de académicos del Instituto de Filosofía y del centro de estudios Signos, como ya es tradición, participó en una estadía de investigación en la Universidad de Notre Dame. Este año, los profesores Daniel Mansuy, Joaquín García-Huidobro, Manfred Svensson, Matías Petersen y Daniel Contreras se concentraron durante dos semanas en el de Nicola Center for Ethics and Culture y el Jacques Maritain Center para investigar, escribir y trabajar colaborativamente.
De esta experiencia también participaron otros miembros de la Universidad, como el vicerrector de Investigación, Javier Enrione, y el profesor de la Facultad de Derecho, Sebastián Contreras.
“Fue una experiencia muy positiva. El formato de trabajo durante esta breve estadía me ayudó a avanzar significativamente en la escritura de publicaciones relacionadas con mis proyectos de investigación y a esbozar nuevas ideas para explorar en profundidad más adelante. También fue interesante compartir de cerca con profesores y estudiantes de las Humanidades y comprender mejor su trabajo académico”, comentó el vicerrector de Investigación UANDES, Javier Enrione.
Los investigadores de Signos y del Instituto de Filosofía transmiten esta forma de trabajo a sus alumnos, tanto a los estudiantes del doctorado en Filosofía como a los becarios del programa Nueva Cultura, que cursan el Magíster en Estudios Políticos. La doctoranda María Teresa Cordero cuenta que esta es una experiencia que “marca desde que te subes al avión”. De hecho, fue ahí donde le consultó a un profesor cuál era su plan de trabajo y la respuesta fue: “escribir dos páginas por día”. Esto le hizo pensar también en cuál sería su meta para este viaje y, según comenta, le ayudó elevar la vara. “Es increíble todo lo que uno aprende por día: ver cómo trabajan los demás y no solo en lo suyo sino abriendo horizontes al otro para que cada uno pueda dar lo mejor de sí. Se respira un genuino interés por ayudarnos entre todos en este camino que a veces puede ser arduo”, concluye la investigadora,
Sebastián Flores, uno de los becarios, destacó que durante su estancia en la Universidad de Notre Dame “tuve la oportunidad de sumergirme en un entorno de estudio y trabajo inigualable. Compartí experiencias, ideas y reflexiones con excelentes académicos, quienes generosamente me dieron consejos sobre el trabajo que estaba llevando adelante. La Universidad de Notre Dame es sin lugar a duda una institución educativa de primer nivel, sus espacios son el escenario perfecto para el desarrollo de investigación de alta calidad y para la formación de los líderes que demanda el mañana. Volví del país del norte no sólo con inolvidables experiencias, sino también con nuevas herramientas para enfrentar los desafíos académicos que me depara el futuro”.
Por su parte, Francisca Solar, también becaria, añadió que, “mucha gente me preguntaba antes de irme por qué tenía que salir del país para trabajar con la misma gente con la que trabajaba en Santiago. No tenía muy clara la respuesta hasta que llegué a Notre Dame. Esta experiencia reafirmó completamente mi vocación. Desde las conversaciones en la mañana camino a la Universidad, los temas conversados en la biblioteca, hasta las horas trabajando sola pero en equipo, la disposición de todos a ayudar y escuchar. Este retiro académico me recordó la importancia y belleza de este camino y, sobre todo, que no estoy sola en esto”.
Manfred Svensson destacó que “aunque estas estadías sean mucho más breves que un programa de intercambio, se trata de una experiencia suficientemente intensiva como para que cada uno tenga días de inmersión profunda en su investigación. Esa inmersión se reflejó claramente en el tipo de conversaciones que profesores y alumnos tuvieron durante la estadía”.
También participaron académicos de la Universidad Panamericana de México: Pablo Sahagún del Instituto de Humanidades, Gustavo González Pacheco de la Facultad de Filosofía, y Cecilia Canal, vicerrectora de esa Universidad. Esta última comentó que el “haber vivido dos semanas al lado de profesionales del mundo académico de primer nivel fue una experiencia maravillosa. Cada día se aprende, con cada lectura se profundiza, con cada conversación se disfruta. Son días de trabajo intenso, enfocado y a la vez productivo. Agradezco a todos quienes hicieron posible esta instancia. Un verano para recordar”.
El profesor Joaquín García-Huidobro, quien participa hace más de una década de estas estadías dice que estas estancias son particularmente formativas para los becarios, porque ven que se puede trabajar muy intensamente, cada uno en su propia investigación, pero al mismo tiempo de forma cooperativa. “Todos los días dedicamos la hora de almuerzo a hacer sugerencias sobre un borrador de artículo que uno había mandado previamente. Por ejemplo, yo les mandé un capítulo de un libro que estaba escribiendo y las sugerencias y críticas me sirvieron muchísimo. Y todos hicieron lo mismo”, finaliza.