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Martes 18 de Agosto de 2020
Francisca Valenzuela, Directora de Educación de Párvulos UANDES, explicó en webinar organizado por acciónEducar, la importancia de la educación en la primera infancia en el contexto del Covid-19.
Uno de los sectores que se ha visto fuertemente afectado por la cuarentena causada por el Covid-19 ha sido la educación, causando diversos efectos en el desarrollo de los estudiantes. Según la UNESCO (2020), el cierre de las escuelas y otras instituciones que entregan servicios de protección social, salud, nutrición, aprendizaje y educación, se presenta como una amenaza contra el potencial desarrollo de los niños y niñas.
En el webinar organizado por acciónEducar “El valor de la escuela: la educación frente a la pandemia”, se abordó este tema y Francisca Valenzuela, Directora de Educación de Párvulos UANDES, expuso sobre la importancia de la educación en la primera infancia en el contexto del Covid-19. En el seminario también participaron José Joaquín Brunner, académico UDP; Magdalena Plant, Directora del Colegio Sagrado Corazón de La Reina, y Fernando González, pediatra UANDES.
“La educación entre los 0 y 6 años es un elemento igualador y de cambio, que permite acortar brechas, apoyar a las familias, tutores y niños (aportando recursos financieros, educativos, psicológicos, entre otros) y es una realidad de la que debemos hacernos cargo como país. Durante los primeros años de vida los niños y niñas aprenden más rápido y mejor que en otras etapas. Y el número de años en educación parvularia es un predictor del nivel de desempeño en la educación posterior (OECD, 2017). La participación en programas educativos efectivos desde la primera infancia tiene impactos positivos en el desarrollo cognitivo y socioemocional, sobre todo en aquellos niños que provienen de familias de mayor vulnerabilidad”, explicó Francisca Valenzuela.
Agregó que esto no implica traspasar el rol del educador a los padres (reconociendo que ellos son los primeros y principales educadores de sus hijos), cargándolos de nuevas tareas y responsabilidades para las cuales no se han formado y que, probablemente, debido a las múltiples dificultades asociadas a estos tiempos, tampoco es posible asumir. “Se hace clave identificar redes eficaces para resguardar el aprendizaje. No todos los niños tienen un adulto disponible para guiar sus aprendizajes; la disponibilidad de acceso en forma remota, el resgurado de ambientes socioemocionales tranquilos y seguros que permitan aprendizajes profundos, son solo algunos de los aspectos que es necesario considerar”.
La primera infancia no es un tramo de edad autónomo digitalmente, por lo que la crisis Covid-19 deja aún más clara la necesidad de que otros velen por su bienestar y, por ende, de brindar espacios adecuados para seguir aprendiendo y desarrollándose de manera óptima. “El estado socioemocional de los niños y niñas afectará de manera inequívoca desde su capacidad para aprender, hasta su adecuado desarrollo neuronal. Por esto también es relevante ofrecer a las familias y cuidadores el apoyo que requieren para resguardar esta estabilidad emocional que se requiere como base para los aprendizajes. Es necesario enfocarse en lo esencial, lo importante y lo posible, coordenadas que debieran permitirnos ofrecer, en el contexto en el que nos encontremos, el logro de los objetivos priorizados por nuestro curriculum oficial, con flexibilidad y empatía”, detalló Francisca Valenzuela.
En cuanto al rol de la escuela en el contexto actual, esta debe entregar apoyo a las familias para enfrentar este período con sugerencias razonables de cómo organizar espacios y tiempos, cómo introducir rutinas, cómo ser flexibles, cómo estar atentos a las necesidades emocionales, a la importancia de conversar con los hijos, a contar historias, de enseñar nuevas palabras asociadas a nuestro quehacer diario, de conocer el mundo, aunque sea desde las paredes del propio hogar. “El desafío está en, resguardando la salud de nuestra población, no olvidar que la educación debe entregar la oportunidad de cambiar la vida de nuestros estudiantes. Que independiente de donde nos encontremos, es necesario personalizar el aprendizaje, y que ello implica prestar atención a la voz y los intereses de cada alumno, con su historia, sus necesidades y sus sueños”, concluyó la académica.