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Jueves 15 de Octubre de 2020
La Directora de Investigación de la Facultad de Educación UANDES, nos cuenta el camino que recorrió para llegar a ser investigadora y cómo se enamoró de esta disciplina.
Pelusa Orellana, Directora de Investigación de la Facultad de Educación UANDES, es una investigadora 24/7, que actualmente está trabajando en varios temas vinculados con la lectura. Se encuentra desarrollando y ajustando un corpus lingüístico de textos y lecturas escolares que no existe en Chile y que tiene casi 4 millones de palabras, que servirá para dar sugerencias pedagógicas a los profesores y padres para apoyar el crecimiento del vocabulario de los estudiantes. Otro proyecto en el que está es en el mejoramiento de las distintas capacidades de Dialect para diagnosticar habilidades lectoras, y la identificación de las curvas de crecimiento lector para los niños chilenos, algo que tampoco existe en nuestro país.
La investigación se asomó en su vida profesional cuando comenzó a hacer clases como educadora. “Leía papers para mejorar mis clases, aunque estos eran de carácter bien práctico, es decir, daban sugerencias para ser más innovador, o para lograr que los estudiantes comprendieran mejor lo que leían, etc. Luego, cuando me fui a Estados Unidos a hacer el doctorado, me fascinó la investigación de tipo más cuantitativo, con bastante análisis estadístico. Fue un verdadero descubrimiento, porque yo era más bien humanista, y se me abrió un mundo cuando aprendí a usar este tipo de herramientas para responder preguntas”, detalla la Directora de Investigación de la Facultad de Educación UANDES, sobre sus comienzos como investigadora. Agradece a los profesores extraordinarios que la supieron motivar y le enseñaron a perder el miedo a la matemática, descubriendo así que esto era algo a lo que se quería dedicar por el resto de su carrera.
Investigar -confiesa- es fascinante y sirve para muchas cosas. “Por un lado está la investigación-acción, que parte de un problema que un profesor identifica en su propia clase o docencia y para el cual revisa bibliografía, formula hipótesis, propone una solución y mejora su docencia. Esta es el área más práctica de la investigación. También está el investigar para innovar, que personalmente me atrae mucho y que lo hago desarrollando instrumentos para evaluar y ejercitar lectura como Dialect y Leer+. La investigación teórica, por otro lado, da fundamentos a los expertos para evaluar políticas públicas en distintos ámbitos, o para ser un buen académico a nivel universitario. Finalmente, la investigación empírica sirve para resolver problemas, descubrir causas, establecer relaciones y predecir resultados. Yo diría que toda investigación bien planteada contribuye, por una parte, a descubrir un pedacito de verdad sobre algún tema, y por otro lado, a que las personas tengan una mejor calidad de vida”, explica la académica.
Y en la práctica, ¿cómo se investiga? Pelusa comenta que depende mucho del tipo de problema que se analiza. Hay gente que hace investigación teórica o bibliográfica, pero hay otros que salen a terreno y analizan datos o hacen experimentos. En cualquiera de los casos, la investigación parte de un problema que se observa en la realidad y ante el cual uno se formula una pregunta. De ahí para adelante, y mediante la revisión de lo que otros han investigado, se propone una solución o respuesta a esa pregunta, la cual se logra determinar investigando.
“Para ser un buen investigador hay que tener algunos atributos personales y profesionales. Primero, debe tener curiosidad, interés y verdadera pasión por la disciplina que se estudia. Sin eso no se puede investigar. Luego, una capacidad lógica para entender los problemas en todas sus dimensiones y a la vez una capacidad para pensar fuera de la caja, es decir, ser capaz de buscar soluciones o intervenciones quizá no pensadas antes. Además, se requiere de mucha rigurosidad, orden, disciplina, método, probidad y sentido de la ética. Finalmente, se necesita mucha humildad y perseverancia. Humildad para darte cuenta que sabes muy poco, y perseverancia porque por lo general, de 10 intervenciones, proyectos y publicaciones, 9 siempre se caen. La investigación además no es un trabajo de lunes a viernes, de 9 a 5. Las ideas y preguntas a uno lo persiguen 24/7. Es un ejercicio fascinante de paciencia y perseverancia”, agrega.
La lectura es su tema principal en su trabajo como investigadora. Al empezar el doctorado, el tema que más le atraía era la comprensión lectora y su supervisora de tesis, Jill Fitzgerald, muy sabiamente le dijo que tenía que acotarlo, ya que la comprensión lectora tenía muchísimas aristas. “Curiosamente terminamos investigando la calidad y cantidad de elaboraciones argumentativas que los estudiantes realizan cuando discuten una obra literaria, que era un tema más cercano a lo cualitativo; pero lo que hice fue justamente desarrollar un marco que permitiera cuantificar la calidad y cantidad de argumentos. Después de eso me fui metiendo en temas como la motivación lectora, la evaluación y el diagnóstico de habilidades lectoras, y ahora también he estado analizando aspectos de complejidad textual, vocabulario y comprensión”, añade la académica de la Facultad de Educación UANDES.
En conjunto con algunos investigadores del CIB (Sebastián Illanes y Federico Batiz) y María Paz Cockerill (de Queen´s University, Inglaterra) están trabajando la relación entre exposición al stress prenatal de la generación post 27F y las habilidades lectoras en kínder. Va a iniciar un estudio exploratorio de hábitos y motivación lectora escolar en tiempos de pandemia con José Pezoa, y comenzarán un estudio de lectura entre pares en 4 colegios en Colombia, también con Queens University, donde evaluarán la implementación de varias estrategias lectoras en los 4 primeros años de básica en conjunto con el plan Leo Primero del Mineduc, en tiempos de pandemia, con María Paz Cockerill y Carolina Melo (UANDES).
“Para dedicarse al trabajo investigativo se debe escoger un ámbito de la disciplina profesional que les guste mucho, y luego de identificarlo, dedicarle muchas horas descubriendo problemas, observando cómo otros han intentado resolverlo o dar respuesta a preguntas de investigación. Es recomendable tener un cuaderno chico en donde anotar las ideas que se les van ocurriendo, o algo que observas o escuchas y que te puede servir. Para investigar hay que formarse muy bien en la parte metodológica, y para eso es relevante la calidad de formación de postgrado, sobre todo en el doctorado. Ahí es donde se adquieren las herramientas necesarias para investigar. Otro aspecto que aporta en esta labor es formar redes con otros investigadores, en Chile y en otros países, lo que multiplica las opciones de investigar y publicar. A veces hay estereotipos que alejan a las personas de la carrera investigativa, ya que piensan que los investigadores son seres solitarios encerrados en laboratorios, pero no es así. Para mi, los investigadores están mirando el mundo en busca de soluciones a los problemas de las personas, y eso los hace muy abiertos y generosos porque ponen su conocimiento al servicio de los demás”, precisa Pelusa.