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Martes 21 de Abril de 2020
Patricia Aréchaga, académica del Magíster en Mediación y Familia del ICF UANDES, nos da consejos para llegar a acuerdos, especialmente en la época en que los conflictos interpersonales pueden aumentar.
En este momento en que pasamos más tiempo junto a la familia, estamos imposibilitados de salir de la casa por la cuarentena debido al COVID-19, hay ansiedad, miedo e inestabilidad en el ambiente, hay una alta probabilidad de que los conflictos interpersonales puedan aumentar como consecuencia de esta estresante situación. “Deberíamos tener una asignatura en el colegio que nos enseñe a resolver los conflictos y llegar a acuerdos. Si así fuese, la humanidad ya se habría evitado algo de violencia, ya que los métodos colaborativos nos enseñan a abordar los problemas de un modo pacífico y constructivo. Tenemos que enfrentar constructivamente las dificultades con el otro y no contra el otro”, afirma Patricia Aréchaga, académica del Magíster en Mediación y Familia del Instituto de Ciencias de la Familia (ICF) UANDES.
Las relaciones humanas, especialmente en el ámbito familiar, laboral y comunitario están constantemente oscilando entre el conflicto y la tranquilidad. “Nos cuesta llegar a acuerdos porque nadie nos ha enseñado a lidiar con la experiencia del conflicto. Y ello implica saber comunicar de un modo que no dañe la relación con el otro, hablar de lo que nos importa sin afectar la relación. La negociación y la mediación son herramientas poderosas para trabajar nuestras diferencias con el otro y por ello deberíamos enseñarlas a los niños desde pequeños, a las parejas que se van a casar, a las familias, a quienes trabajan juntos, en fin, a todos”, detalla Patricia.
La académica del ICF UANDES entrega los siguientes consejos para empezar una mediación o negociación:
-Aprender a definir el problema desde las propias metas u objetivos insatisfechos y dejar de hacerlo por el reproche al otro.
–Darse cuenta si se necesita al otro para resolver el conflicto. Si lo necesita, es un socio estratégico, no un enemigo.
-Después de aclarado lo anterior, hay que escuchar al otro, porque hay que vivir con el otro, y no contra él.
-Una vez que se escucha al otro, éste se siente entendido y se abre el espacio para ser escuchado.
-Reformular el conflicto en términos de intereses de ambos y entrar en una lógica inclusiva con el otro.
-Esto conlleva a un desbloqueo para pensar creativamente juntos y buscar soluciones.