Viernes 26 de Julio de 2024

Más de 150 alumnos participaron en misiones y trabajos de invierno en diversas zonas del centro y sur del país

Durante las vacaciones, estudiantes de diversas carreras participaron en trabajos y misiones de invierno en localidades de la región Metropolitana, del Maule y BioBio.

Los jefes de la Pastoral de Alumnos, Sofía Díaz (3° año Ingeniería) y Felipe Otaegui (4° año Periodismo) recorrieron las zonas de los diferentes proyectos de invierno, es decir, la zona de Forjadores (Lomas de Polcura, en Longaví) y las cuatro zonas de Fronteras (El Peral, en Los Ángeles; Nirivilo, en San Javier; Huilco y Huechún, en Melipilla).

“En cada uno de los cinco lugares pudimos ver una gran cantidad de jóvenes comprometidos con su fe, dispuestos a entregar 10 días de sus vacaciones para llevar a Dios a las comunidades que visitaron”, comentaron los jefes de la Pastoral, y agregaron que “si bien no estuvimos muchos días en cada zona, nos dimos cuenta de que cada una tenía una identidad propia, ninguna era igual a la otra y, sin embargo, Cristo logró llegar sin problema a cada una. A través de los misioneros, Cristo pudo llegar a cada corazón y a cada comunidad en donde se misionó. Pudimos ser testigos de esto gracias a la relación que tenían los voluntarios con las personas que conocieron, cuando los acompañamos a misionar, cuando estuvimos en los talleres, en algunas pichangas, etc. Esperamos que el ejemplo de este grupo de más de 150 jóvenes pueda ir tocando los corazones de nuestros pares y de las comunidades a las que visitan para que Dios pueda entrar en ellos e ir haciendo los cambios necesarios para que vivamos en su amor”.

Compartimos algunos testimonios de Forjadores de Los Andes (Instagram @forjadoresuandes), realizado entre el 6 y 16 de julio, en el Maule. Ésta es una instancia para compartir con la comunidad, tener momentos de formación y oración.

“Forjadores fue una de las etapas que más dejó huella en mi vida universitaria, fue una muy buena experiencia y sobre todo enriquecedora. El haber pasado por 5 consejos distintos me ayudó a desarrollar el trabajo en equipo, el amor por el servicio a los demás y otras cosas no directamente relacionadas con mi carrera. Aprendí también que todo ocurre por algo y que Dios quiere que uno haga lo que le hace feliz en lo que uno es bueno. Fue una gran oportunidad para aplicar los conocimientos que me ha entregado la Universidad, en especial el último cargo en el que estuve: Finanzas y Gestión, que si bien no es un cargo muy “pastoral” es fundamental para realizar los trabajos y misiones. Fue un trabajo muy desafiante, donde tuvimos que mover muchos hilos y, gracias al esfuerzo y perseverancia, logramos llegar a la meta.

Aparte de todo lo logístico que conlleva organizar un proyecto de estas características hay que tener muy claro que es Dios quien está en el centro y que se trabaja para los demás, por el bien de una comunidad que necesita la ayuda que vamos a entregar. No hay nada más lindo (y triste también) que la vuelta a Santiago, porque uno se lleva todo el cariño de esa gente de la que fue a visitar, siempre sorprendidos con su alegría y disposición. No pasa todos los días que lleguen 50 voluntarios a tu ciudad y vengan a misionar puerta a puerta y/o a construir; al misionar es muy lindo que alguien abra sus puertas a alguien que no conoce, que sólo quiere acompañar y entregar la alegría de ser cristiano.

Es increíble también ver como distintas generaciones se van sumando, que el proyecto ha tenido continuidad desde 1996. Forjadores me enseñó a trabajar con cariño, con alegría, a entregarse a los demás y en especial en confiar más en el plan de Dios”. Carmencita Avendaño, 6to año de Ingeniería Civil UANDES.

En cuanto a Misiones Fronteras (Instagram @misiones_fronteras), abiertas a jóvenes de todas las universidades y efectuadas entre el 13 y 22 de julio, los alumnos destacan el trabajo en equipo y espíritu de servicio para servir a las comunidades.

Fui voluntaria en misiones Fronteras. El equipo y la gente de El Peral, hicieron que la experiencia fuera muy buena, desde los impulsos que nos hacían olvidarnos del frío y pasar un buen rato antes de conectarnos en nuestra verdadera misión. Mi cuadrilla fue esencial para mantenernos motivados y no perder la esperanza cuando no nos abrían la puerta, pero poco a poco la comunidad nos fue recibiendo más y más. Cabe decir que por más que no compartíamos las creencias con algunas familias o personas fueron amables y respetuosos. También la comunidad estaba muy agradecida de que fuéramos a misionar y en el último día nos agradecieron el trato con los niños también, esa fue una instancia muy linda. Yo quedé súper agradecida de estos 10 días, de todo el trabajo y cariño que le puso el equipo. Espero poder volver en las próximas misiones y en especial a El Peral”. Javiera Castillo, 1° año de Psicología UANDES.

Siempre he ido a trabajos, pero esta vez me invitaron a Fronteras y como había escuchado de mucha gente que les marcó harto, decidí inscribirme. Me gustó mucho que el primer día se haga la jornada en Buin con todas las 4 zonas. Los juegos, las charlas y el lienzo sirven para unir a todos desde el primer momento.

Una vez en Huechún, tuvimos una tremenda recepción de parte de la comunidad, nos venían esperando de hacía tiempo y nos prepararon almuerzo. Misionando tuvimos la suerte de que casi todas las casas nos recibieran con muchas ganas de conversar, de contarnos sus alegrías, penas y sueños. Pudimos conocer muy bien a la comunidad en el puerta a puerta, con los talleres para niños, las misas en la capilla y un bingo que organizamos con ellos y que resultó ser un éxito.

Las cosas que más me marcaron fueron las ganas de todos los voluntarios de salir a compartir a Cristo con el prójimo, la profundidad de las formaciones y el tener misa y adoraciones al Santísimo diarias.

Me gustó mucho poder hacer nuevas amistades en Cristo y tener instancias de conversar con gente de Huechún y otros voluntarios sobre cosas más allá del día a día.

En Fronteras descubrí que la misión es mucho más que hablar con la gente sobre sus problemas y Dios; es dar esperanza, darse a uno mismo y dar a Cristo. Y lo mejor es que uno recibe aún más”. Pablo García-Huidobro (3° año Ingeniería Civil PUC).