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Miércoles 9 de Septiembre de 2020
El doctor en Economía Política y académico de la UANDES Matías Petersen, explicó las implicancias para analizar este tema y aportar en la situación de nuestro país.
La pandemia, entre todos los efectos negativos que ha causado, ha elevado las cifras de pobreza en nuestro país. En este contexto, el Programa de Pedagogía Media en Religión Católica UANDES (PMR) organizó un coloquio sobre pobreza y solidaridad, donde Matías Petersen, doctor en Economía Política, académico UANDES e investigador del Centro SIGNOS UANDES, expuso sobre este tema. El coloquio contó con la participación de alumnos y alumni del (PMR) y académicos de la Facultad de Educación. El tema estuvo orientado a analizar las consecuencias institucionales de una comprensión parcial de la pobreza y la solidaridad. “Hay dos significados cuando hablamos de pobreza: en el sentido socioeconómico y en el ascético espiritual. En la tradición occidental son dos significaciones distintas que se conectan”, comenta Matías Petersen.
¿Y cómo pensamos hoy sobre la pobreza? El académico explica que hay una concepción dominante, consistente en una línea de ingresos monetarios en la cual clasificamos a la gente, mediante una medida que ve la pobreza como falta de ingresos. Es una herramienta útil para medir las tasas de pobreza entre países, pero no es completa. “Debemos mirar más ampliamente la situación de la pobreza, hay mediciones multidimensionales que se han promovido a través de las organizaciones internacionales, que ven este índice no solo como algo económico, sino algo más amplio que incluye salud, educación, etc. La pobreza también tiene una dimensión moral, por ejemplo, hay formas de soledad que se asemejan a la pobreza”.
El experto detalla que hay diversas medidas para paliar la pobreza: redistribución del ingreso, participación en voluntariados, otorgar más y mejor salud, brindar mayor cantidad y calidad de educación, etc. “Estos esfuerzos colaboran, pero en realidad no transforman automáticamente a la persona en su situación de pobreza. Ésta no se resuelve como una ecuación matemática, es mucho más complejo, la mediación fuerte de la comunidad o de personas que conozcan a la comunidad otorga buenos resultados. La pobreza debe abordarse en el plano más personal posible porque así se entiende la realidad vivencial del pobre. No se soluciona fácilmente con políticas públicas”, dice Matías Petersen.
En cuanto a la solidaridad, es un principio ordenador de las instituciones sociales y también es una virtud de empeñarse firmemente por el bien común. “La solidaridad organiza a las instituciones sociales para que se haga patente que todos somos responsables de todos. Es difícil, en una sociedad compleja, que la redistribución de la riqueza haga presente a la gente la responsabilidad de todos en tema pobreza. Esperar que la redistribución por sí sola aumente la solidaridad, es complejo”, concluye el académico.