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Viernes 14 de Octubre de 2022
La Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales y la Facultad de Comunicación realizaron en conjunto el seminario con el historiador español, quien recientemente publicó un libro sobre este tema.
Los colores no solo están presentes en obras de arte, en la naturaleza y en la vestimenta de las personas. También son parte, por ejemplo, de la política. Según el historiador español y profesor de la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales (EHESS) de Paris (Francia), Jordi Canal, autor del libro “Los colores de la política en la España contemporánea”-publicado hace un mes- los colores inundan la política y con ellos se nombra, identifica, vende, viste, e incluso se insulta a la política.
“Los partidos políticos tienden a identificarse cada vez más con un color. El rojo intenso identifica a la izquierda; el partido socialista es de un color más rosado y en Estado Unidos el rojo se identifica como el color de los conservadores. El azul, en general, es un color más conservador, por ejemplo en Europa es el color de la Unión Europea y las grandes familias políticas se identifican con el rojo, azul y amarillo. Este último identifica a los liberales. Los movimientos sociales también tienen un color, como los chalecos amarillos en Francia y el morado en el tema feminista”, explica el académico Canal.
No todas las sociedades y culturas ven los colores de la misma forma. “La cronología también influye en la apreciación ideológica de los colores. Hay algunos que no se usaron en ciertas épocas, hay otros que han sido despreciados y después de un tiempo vuelven a ser aceptados. Hoy el azul es el color más aceptado en occidente, se interpreta como un color amable”, ejemplifica el historiador español.
El amarillo ha ido cambiando con el tiempo, tuvo mala prensa hasta la época contemporánea, era el color de la traición, de los cobardes, de Judas y tenía en general una connotación negativa. En Europa se hablaba de sindicalismo amarillo, identificándolos a ellos como traidores. “En el siglo XIX surgió la prensa amarilla, refiriéndose al sensacionalismo. En la segunda mitad del siglo XX hay una recuperación del color amarillo, identificándose con lo liberal en general. En Chile lo amarillo es lo tibio, que no se la juega, que no se define por una opción”, detalla Canal.
En la economía también hay colores. Ángel Soto, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales UANDES, explica que éstos se usan para dar ciertos enfoques en materias económicas. “Por ejemplo, la economía verde se refiere a temas medioambientales; la economía naranja vincula la creatividad y lo cultural. En el caso de la economía gris, se relaciona a algo que no se puede formalizar, y en el caso del amarillo, a una economía que crea productos a través de la ciencia y la tecnología. Los colores están presentes en la comunicación política, en la arquitectura de las decisiones, en la economía y en diversas áreas de la sociedad”, concluye el académico UANDES.