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Jueves 11 de Julio de 2019
La publicación presenta un análisis teórico-práctico en torno a la inimputabilidad, el miedo insuperable y la atenuante de arrebato y obcecación.
Conocido es el caso de un hombre que entró a robar a una casa, pero a quien la Corte Suprema le otorgó la atenuante de imputabilidad disminuida porque al momento de cometer el delito presentaba “un trastorno por estrés post traumático crónico [más] una depresión mayor con algunos síntomas sicóticos, desencadenada por la muerte de su hermano, la situación económica, la separación matrimonial, y la enfermedad grave de su padre con riesgo vital. Depresión que sería el factor que impidió un adecuado juicio de la realidad al momento de cometer el delito”. También el caso de Raúl Enfraín Ortiz, quien al verse enfrentado a dos antisociales en su casa decidió defenderse dándoles varios martillazos en la cabeza a los intrusos, matando a uno y dejando al otro gravemente herido. Caso en el que el informe medicolegal concluye que cuando ocurrieron los hechos que se investigaban, el reo habría presentado un estado de intensa alteración emocional, que se relaciona con su personalidad anormal, de rasgos explosivos y primitivos.
El análisis de estos casos —entre otros de la jurisprudencia chilena— se observan en la obra Trastornos de la Realidad y estado de Necesidad: Estudios sobre el impulso irresistible en el sistema jurídico-penal chileno del profesor Rodrigo Guerra. Este trabajo interdisciplinario explica cómo los trastornos mentales inciden en la compresión de las atenuantes y eximentes de responsabilidad penal. La investigación contó con la colaboración de Nicolás Labbé, Profesor de la Escuela de Psicología y Teresa Aguirre, profesora de la Facultad de Derecho, ambos de la Universidad de los Andes.