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Lunes 23 de Marzo de 2020
El nuevo programa de estudio busca ser un medio útil y valioso para los profesores de religión de nuestro país.
Un nuevo Programa de Educación Religiosa Escolar Católica (EREC 2020) fue elaborado con la colaboración de Pedagogía Media en Religión Católica UANDES. El texto de este programa de estudio tiene como objetivo ser un medio útil y valioso para los profesores de religión de nuestro país, formar integralmente a los alumnos e inspirar el rol educativo de sus familias.
Fue presentado en el sínodo del capítulo chileno de universidades católicas, en el que participó Solange Favereau, directora de Pedagogía Media en Religión Católica UANDES, junto a profesores de aula representantes de las distintas diócesis del país y un equipo de expertos del área de educación de la Conferencia Episcopal de Chile.
“Después de un largo proceso de trabajo en equipo, en el que participamos como Universidad, se llegó a este nuevo programa educativo, que no se renovaba desde el 2005. El foco es preguntarse cómo hacer de la clase de religión un espacio de conocimiento de las verdades de fe y de la doctrina católica, cómo ayudar a nuestros estudiantes a crecer en su vida espiritual y cómo hacer que desde la religión católica se encuentren las respuestas a las preguntas más trascendentales de la persona: el sentido de la vida, el misterio del dolor, la felicidad, entre otros”, la directora de Pedagogía Media en Religión Católica de la Universidad de los Andes.
El EREC 2020 completa los propósitos formativos establecidos en la normativa educacional chilena y apunta al desarrollo religioso de los estudiantes desde una perspectiva confesional, asumiendo la misión evangelizadora de la Iglesia. También considera el desafío de un protagonismo estudiantil y las demandas de una formación integral insertas en el nuevo contexto cultural pluralista que se refleja en la sala de clases, donde confluyen estudiantes de distintas creencias por un lado y de diferentes culturas por otro, especialmente en la actualidad producto del fenómeno migratorio.
“Lo anterior se entiende desde la convicción de que hay verdadera formación integral cuando se acepta como propósito educativo la formación del ser humano en su totalidad, no parceladamente, lo que es posible siempre y cuando la dimensión trascendente de la persona sea considerada en la escuela”, comenta Solange Favereau.