Suscríbete a nuestro Newsletter
y mantente informado de todo
Jueves 14 de Noviembre de 2024
Un 81% de los encuestados cree que al realizar este acto se daña el medioambiente y un 58% afirma que estaría dispuesto a eliminar los remedios vencidos en un reciclaje especial para ese motivo.
¿Qué hace con los remedios vencidos que ya no usa? Una gran mayoría los bota a la basura, sin saber que constituyen un riesgo para la salud tanto de las personas como la del planeta. Según un estudio realizado por la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes, un 73% de los chilenos bota los medicamentos que ya no usa y que están vencidos, un 21% los guarda y un 5% los regala. Del 73% de los remedios que se botan, un 15% se deja en el reciclaje, un 7% los desecha en el baño, un 1% en el alcantarillado y un 4% son eliminados en otro lugar.
“Es natural que la primera opción que aparece cuando se trata de remedios vencidos sea su descarte en nuestros basureros. Una vez desechados, los productos farmacéuticos llegan a los rellenos sanitarios donde pueden ser degradados, adsorbidos o absorbidos (proceso de sorción) o entrar en el lixiviado que se filtra a través del relleno. En los rellenos sanitarios modernos que tienen revestimiento para evitar la salida de lixiviados, éstos se recogen y a menudo se tratan mediante plantas de tratamiento de aguas residuales. Uno de los productos farmacéuticos que generan más problemas son los antibióticos, ya que su continuo uso y su liberación continua al medio ambiente provoca contaminación química y promueve la generación y propagación de genes de resistencia a los antibióticos y bacterias resistentes a los antibióticos. Lo anterior reduce el potencial terapéutico de los antibióticos contra patógenos humanos y animales, lo que se transforma en una amenaza a la salud pública en Chile y el mundo”, explica César Huiliñir, Dr. en Ingeniería Química y académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes.
Otra interrogante que se planteó en el estudio fue si las personas creen que daña al medioambiente botar los remedios en la basura o alcantarillado, donde un 81% de los chilenos contestó que sí, un 14% no sabe y un 5% piensa que no. “El principal daño que pueden generar los antibióticos es la generación de bacterias resistentes a los antibióticos. Si bien las concentraciones que llegan al agua son muy pequeñas (del orden de microgramos por litro hacia abajo), su presencia constante en el agua descargada desde las plantas de tratamiento permite que microorganismos patógenos se “acostumbren” a los antibióticos, generando entonces la resistencia. Por otro lado, se ha demostrado que los antidepresivos alteran el comportamiento de los peces, y los fármacos anticonceptivos disruptores endocrinos pueden interferir en la reproducción de los peces. Hay compuestos que son biodegradables, como el Ibuprofeno que es biodegradado en las plantas de tratamiento, mientras que otros compuestos como el diclofenaco al menos en los procesos biológicos tienen una menor tasa de remoción. Esto ha mostrado las investigaciones llevadas a cabo en nuestra Universidad”, explica el experto.
En el estudio también se consultó ¿estaría dispuesto a botar los remedios vencidos en un reciclaje especial para ese motivo? pregunta en la que un 58% de los chilenos afirmó que sí estaría dispuesto a hacerlo; un 40% sí estaría dispuesto, siempre y cuando fuese en un lugar accesible y un 2% afirmó que no lo haría.
“Hay experiencias sobre el reciclaje y/o zonas especiales de disposición de remedios vencidos. En Chile ya hay experiencias previas de este tipo, organizadas por una farmacéutica extranjera que funciona en nuestro país. Se han propuesto varios modelos de manejo de este tipo de residuos en países de la OCDE, por ejemplo, Austria tiene un sistema muy simple basado en la recolección voluntaria por parte de las farmacias. Los medicamentos no utilizados deben devolverse a las farmacias o a los puntos de recogida públicos que hay en ese país. Bélgica en cambio tiene una legislación y un esquema nacional de Responsabilidad extendida del productor, con infraestructura y costos negociados por región dentro del país”, concluye el académico UANDES.