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Jueves 5 de Diciembre de 2019
Profesionales de la salud participaron en seminario organizado por la Escuela de Terapia Ocupacional y Centro Pitanga.
La Escuela de Terapia Ocupacional UANDES junto al Centro Pitanga realizaron el 1° Seminario de Terapia Asistida con Animales: Experiencias desde la práctica clínica multidisciplinaria. Durante el encuentro diversos profesionales expusieron sus experiencias y evidencias en el trabajo terapéutico con poblaciones de diversas características.
La intervención asistida con perros es una modalidad de intervención donde los perros participan como un recurso integrado a las sesiones dirigidas por profesionales de la salud y/o educación. Se puede realizar con niños que presentan algún Trastorno del Espectro Autista, Trastorno por Déficit Atencional con y sin hiperactividad, Discapacidad Intelectual, Síndrome de Down y otros síndromes genéticos, Parálisis cerebral, entre otros.
María Inés Rodríguez, terapeuta ocupacional de Teletón y académica de la Escuela de Terapia Ocupacional UANDES, explica que según su experiencia “los resultados terapéuticos, en una gran mayoría de los casos, son muy positivos. Eso sí, hay que aclarar que la terapia asistida por perros no es una terapia complementaria ni una técnica de intervención específica, es un recurso que facilita el aprendizaje dentro de un contexto terapéutico.
El fundamento de cómo la terapia asistida por perros se convierte en un recurso para la terapia ocupacional, se sostiene en la interdependencia que existe entre oportunidades de aprendizaje adaptativo y desempeño.En este sentido, la especialista detalla que cuando se habla de aprendizaje, neurodesarrollo o rehabilitación en niños que presentan una inmadurez o daño neurológico, surge el término “neuroplasticidad”, el cual se refiere a los cambios que ocurren a nivel sináptico en el cerebro, específicamente, reorganizaciones de comunicación sináptica o bien, construcción de otras nuevas. “El objetivo de esta neuroplasticidad hacia aprendizajes adaptativos, es favorecer y mantener un desempeño ocupacional exitoso, según lo esperado para cada edad o ciclo vital, dentro del marco contextual y cultural de cada individuo”, aclara María Inés Rodríguez.
Luego, agrega que para que en el niño se produzca este aprendizaje de conductas adaptativas y permita un continuo de desarrollo hacia habilidades más complejas, las actividades no solo deben tener un significado y sentido en un escenario de juego que culmine en un resultado exitoso, sino que, para aumentar las oportunidades de consolidación, la experiencia terapéutica debe estar sostenida en emociones positivas, las que disminuyen el cortisol (por ende el estrés) y favorecen la participación de neurotransmisores que facilitan la conducción sináptica, promoviendo así el aprendizaje. La terapia asistida por animales – argumenta la especialista – favorece una relación y vínculo transversal entre el niño y el perro, lo que facilita estas emociones positivas, logrando un estado de flujo basado en la motivación, que optimiza el desempeño en actividades ocupacionales, estabilizando estas experiencias.
“En este contexto – añade María Inés Rodríguez – es importante aclarar que el perro, siempre dirigido por su entrenador, es un recurso que intencionadamente participa de forma específica al servicio de la terapia, por esto los perros son rigurosamente entrenados desde temprana edad, resguardando que, durante su participación en la terapia, también tengan un comportamiento que demuestre bienestar”.